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jueves, 5 de septiembre de 2019

10 años del High Line, el parque que ha transformado Nueva York

El parque que sobrevuela los barrios del Meatpacking y Chelsea de Nueva York ha abierto al público este verano su último tramo, diez años después de que se inaugurara este experimento urbano de éxito rotundo, ya considerado un paseo obligatorio en la ciudad americana.
Parece que no existe ni un centímetro más donde construir en Nueva York, que no cabe un nuevo alfiler en su apretadísimo skyline. Sin embargo, la ciudad no cesa de innovar, de crear, de sorprender como ha demostrado este año con la inauguración de Hundson Yards, un barrio con nuevos rascacielos y hasta una escalera a ninguna parte, The Vessel, todo construido sobre las vías del tren.
Es justo en este rincón de Manhattan, aún en pleno desarrollo, donde este verano ha culminado el trazado de otro de sus grandes éxitos urbanísticos, el High Line. Ya con imitadores aquí y allá, este parque cosido a las viejas vías del tren elevado entre la calle Gansevoort y la 34 se ha convertido en estos años en un paseo obligado en la gran ciudad.
Paralelo al río Hudson, sus 2,3 kilómetros de longitud arrojan no solo grandes vistas. Son también una lección de arquitectura y, sobre todo, de la historia de Nueva York y esa manía de transformarse continuamente para deleite de sus habitantes y de los viajeros. Por esta pasarela elevada y arbolada donde la naturaleza se funde con el arte y el diseño pasan ya unos cinco millones de visitantes al año.
El parque a la altura del Chelsea Market.TIMOTHY SCHENCK
Nadie imaginaba semejante éxito hace veinte años, cuando el alcalde Rudy Giuliani llegó a firmar la orden de su demolición. Entonces las vías del tren llevaban décadas en desuso, pero seguramente por la cercanía del Hudson, "la brisa se había encargado de sembrar de semillas la línea férrea tiñéndola de verde", explica Brandon Duncan, guía oficial de la ciudad de Nueva York. El insospechado vergel empujó a Joshua David y Robert Hammond a fundar la asociación Amigos del High Line para preservarlo y convertirlo en un espacio público.
Salvaban así un pedazo importante de la historia de Nueva York. El High Line se remonta a los años 30 del siglo pasado. "El primer tren que recorrió estas vías lo hizo en 1933", cuenta Duncan. Fue la respuesta de la ciudad al clamor popular. Porque desde mediados del siglo XIX, los trenes de mercancías que abastecían a esta parte del bajo Manhattan donde estaban los mataderos y empaquetadores de carne (de ahí viene el nombre del vecindario del Meatpacking) se habían convertido literalmente en máquinas asesinas.
Foto histórica del High Line cuando estaba en funcionamiento.
"La Decima Avenida era conocida como la Avenida de la Muerte. Cerca de 540 personas perdieron la vida atropellados por los trenes. El caso de un escolar, en concreto, que falleció en 1908 levantó en protesta a todo el vecindario". La ciudad respondió enviando a los llamados Cowboys del West End, agentes a caballo que vigilaban las vías aunque con escaso éxito. En 1924 no tuvo más remedio que mandar elevar las vías del tren.
"Las construcción de la línea elevada costó 150 millones de dólares, que hoy sería el equivalente a 2.000 millones de dólares", señala Duncan. ¿Y cuánto costó crear el High Line hace diez años?. "No lo sabemos. Lo que sí conocemos es que la ciudad ha pagado menos del 10 por ciento del proyecto. El resto lo han aportado mecenas privados". Sus nombres no son un secreto. Al contrario, aparecen en una placa en el parque: Von Furstenberg, Tiffany, Bloomberg, Goldman Sachs, Google...
A diez metros de altura, el HighLine cuenta hoy con doce escaleras y cinco ascensores que permiten llegar al parque urbano. La mejer forma de disfrutarlo es deambulando. Nunca una línea recta deparó tanto sorpresas. Ideada por el paisajista James Corner, el estudio Diller Scofidio + Renfro y el diseñador de jardines Piet Oudolf, el High Line conquista además porque ofrece una perspectiva diferente de la ciudad.
El mirador-anfiteatro de 10th Avenue Square.SHUTTERSTOCK

Si empezamos en el sur, el balcón de la Gansevoort St. es nuestro punto de acceso. Está justo al lado del museo Whitney que, por cierto, ofrece desde sus terrazas una insuperable perspectiva del parque. De toda la ciudad, en realidad.

Los primeros metros de la pasarela arrojan los primeros contrastes: desde una de las últimas plantas de productos cárnicos de este barrio hoy tan de moda hasta la mole del hotel Standard, cuyo jardín de cerveza se ha convertido en uno de los must de la zona.

Enseguida llegan los proyectores de vídeo bajo puentes, las instalaciones de arte, los baños de pies donde niños y mayores se ponen a remojo en verano, miradores, anfiteatros y mobiliario de madera donde tumbarse. Duncan señala los lugares donde se han conservado las vías originales y la mezcla deliberada de maleza con otras plantas que le dan este aspecto tan singular.
El parque desde las alturas.TIMOTHY SCHENCK

El High Line pasa por encima del célebre Chelsea Market, la antigua fábrica de Nabisco (la cuna de las galletas Oreo), convertida en templo foodie; Se asoma también a la tienda flagship de la diseñadora Diane von Furstenberg, figura clave en la financiación del parque y en atraer a otras firmas de moda al vecindario; Ahí está también la prestigiosa galería de fotografía Milk...

Y paseando entre obras de arte e imaginando quién vive en las lujosas casas a un lado y otro de la vía férrea aparece ese proyecto inmobiliario apabullante que es Hudson Yards. Allí el High Line tuerce a la derecha en el tramo llamado the Spur, y a la izquierda, para rodear las cocheras de los trenes de la Long Island Railroad (LIRR) . "Para 2024 se habrán construido aquí 16 nuevos rascacielos", explica Jared, también guía oficial de New York.
The Spur, el último tramo abierto del High Line.LIZ LIGON

"Trece de los 16 estarán construidos sobre unas gigantescas plataformas de acero que cubren las vías de la LIRR. Es, como dice este guía, una "maravilla de la ingeniería". Y una genialidad de diseño, si nos fijamos en The Vessel, las escaleras espirales creadas por Thomas Heatherwick. Y de la arquitectura, si levantamos la cabeza hacia 30 Hudson Yards, el rascacielos que va a abrir unobservatorio al aire libre en el piso 101, el más alto de la ciudad.

Es también todo un regalo para el High Line, que empieza en el deseado Meatpacking, meca de los buscadores de tendencias, y termina en este bombazo inmobiliario de Hundson Yards. La pregunta cabe, ¿morirá de éxito el parque elevado?

GUÍA PRÁCTICA
Desplegable
Visita guiada. New York Tours One ofrece un tour guiado del High Line y otro de Hudson Yards que están incluidos en la oferta de la tarjeta turística SightSeeingPass, que incluye la entrada a más de 100 atracciones en la ciudad.