Por un lado Gonzalo Castillo mantiene un discurso moderado, de unidad, y no incurre en lenguaje denigrante en contra de sus adversarios. Cuando Castillo y los coordinadores y voceros de su campaña se refieren a Leonel, lo hacen con respeto y deferencia personal y familiar. De ese lado nadie se muestra combativo ni emite mensajes agresivos o desconsiderados contra Fernández, sus seguidores y simpatizantes. Y los equipos de comunicación y redes sociales que sirven a esa estructura no montan campañas sucias ni negativas en contra de Leonel y sus colaboradores, y mucho menos intentan asociarlos con actos de corrupción o narcotráfico.
Pero esa no es la conducta en la acera del frente. El propio Leonel Fernández abandonó la prudencia y sosiego que le caracterizan para asumir un discurso victimista impropio de quien dice aventajar holgadamente a su adversario; utiliza con frecuencia una retorica agresiva, cargada de amenazas e insultos, con emulaciones bélicas como la que hiciera de Winston Churchill y aquello de pelear en campos y ciudades, simbologías boxísticas como colocarse unos guantes para “noquear” al contrario, y rozó la procacidad con aquel “carajo” que soltó en Azua; insiste en que vencerá “el poder y el dinero” y acusa a sus adversarios de “soberbios” y “prepotentes”.
Y si eso es Leonel, que es decente y compuesto, que decir de la gavilla comunicacional a su servicio, sobre todo en ese estercolero de las redes sociales. Esa gente no dedica media palabra a destacar las virtudes de su líder o sus planes para este país, y sin embargo se pasan las 24 horas del día atacando, acusando sin pruebas, calumniando y mintiendo sin parar.
¿Cuándo se ha visto que quien dice tener una ventaja cómoda utiliza un lenguaje agresivo, llena de insultos, inventos y fabulas...? Si en verdad comandarán la competencia interna setenta a treinta, deberían transmitir mensajes de armonía y unidad, para facilitar la integración plena de todo partido cuando todo esto pase.
Por igual, al acercarse la fecha de las primarias, las huestes leonelistas intentan acosar al arbitro y deslegitimar el proceso. Para ello cuentan con algunos de los fabuladores y turberos que quisieron manchar las elecciones del dieciséis, de cuyas fauces ya salen los mismos ladridos cuestionando la fiabilidad del uso de las tecnologías para el voto, el escrutinio y la transmisión de resultados.
Y quien supuestamente marcha triunfalmente.... ¿Debería intentar deslegitimar el proceso...? Esa es una argucia de mal perdedor.
En fin, que los mensajes, discurso y actitudes del leonelismo no se compadecen con quien dice “estar ganado”... Y su lenguaje verbal y no verbal dista mucho de quien grita altivamente tener “cogío” al adversario.
Entonces… ¿Quiénes son los que “tan’ cogío”…?