La cantante estadounidense Madonna atrajo todas las miradas una vez más y causó conmoción en la alfombra roja de la 57 edición de los Grammy, adonde acudió más "torera" que nunca.
La diva lució un arriesgado Givenchy con claras reminiscencias taurinas, una montera con velo como tocado y un corpiño con encajes, además de hombreras y minifalda que completaban un escotado modelo que no pasó desapercibido para los flashes de los fotógrafos.
A sus 56 años, la artista, que lucía mitones y botas altas, se mostró tan desinhibida como siempre y no dudó en levantarse la falda y mostrar el trasero a la prensa.
Madonna llegó acompañada del rapero Nas y DJ Diplo, que trabajaron con ella en su próximo álbum, titulado "Rebel Heart".
Durante la gala, la cantante subió al escenario del Staples Center para interpretar su nuevo sencillo, "Living for Love".