Una estela de caliza, tallada solo dos años antes que la piedra
Rosetta e idéntica a otra inscripción hallada en el templo de Isis en la
isla de Filé, en el sur de Egipto. Es el prometedor hallazgo de la misión arqueológica que busca en el templo de Taposiris Magna,
en los alrededores de la ciudad mediterránea de Alejandría, la tumba de
Cleopatra (69 a.C.-30 a.C.), la última y trágica reina del Antiguo
Egipto.
"Es el descubrimiento más importante de nuestra misión. Hasta ahora
se creía que el templo de Taposiris Magna, que no tiene inscripciones,
nunca había funcionado como tal. Yo siempre pensé lo contrario y buscaba pruebas arqueológicas.
La estela coloca al monumento en un lugar muy destacado en cuanto a la
adoración de Isis", relata al diario espanol EL MUNDO Kathleen Martínez, la abogada y
arqueóloga dominicana que excava las ruinas de Taposiris Magna.
El complejo, a unos 45 kilómetros al oeste de Alejandría,
guarda entre sus muros un templo dedicado a Osiris, la deidad de la
resurrección, y su cónyuge Isis, la gran diosa madre en la mitología
egipcia. Su árido perímetro de 5 kilómetros -horadado a partir de la
expedición militar de Napoleón Bonaparte de 1801- apenas había alumbrado
hallazgos. Su destino, sin embargo, cambió en 2005 cuando Martínez
llegó al lugar y convenció al ex ministro de Antigüedades Zahi Hawass de
la necesidad de reanudar las excavaciones para rastrear la sepultura de Cleopatra VII y Marco Antonio.