Aseguran que deseos de cancelar el evento
no le faltaron a sus organizadores, pero la presión de los manejadores del City
Field (Estadio de los Mets) los obligó a realizarlo porque que la administración
del lugar no pondría su estadio ni su empresa en tela de juicio con quienes
adquirieron sus boletos.
Se dice además que de apenas unos 11 mil
boletos vendidos en un estadio con capacidad para 41 mil personas, sería
imposible devolver tanto dinero si la mayoría de los boletos fueron regalados.
En el cable informativo aparece también que
el caos y desorden reino desde el inicio del concierto, hacie3ndolo más cansón
y largo de la historia.
Se critica el hecho de que siendo la Mega 97.9
FM una estación con tantos Djs, entre artista y artista no pusieron a sus dj
animar el público con música.
Se filtro a demás la información de que se
contaba con el bachatu Anthony Santos para el cierre del evento, pero que al
mayimbe comprobar que la gente se estaba marchando le tumbo el turno a Zacarías
Ferreira y toco primero a la mala.
Otro punto de grandes críticas fue la exclusión
del merengue en dicho evento, pero que además por falta de fondo dejaron fuera
a los grupos mexicanos que previamente estaban anunciados, lo que provoco la indignación
del público mexicano que se dio cita.
Cuentan las malas lenguas que el empresario
Félix Cabrera hace tiempo no pega una y el recurso de llenar eventos regalando
entradas se está convirtiendo en un dolor de cabeza para su ya supuesta en deterioro
economía.
Un detalle penoso es señalar que a partir
del pasado domingo a un gran número de los medios de la gran manzana, se le está
llamando la prensa de los dos tickets, pues esperaron hasta el último momento
para entregarles dos boletos para que asistieran hacer bulto a un concierto
donde los trataron como un público cualquiera.
Se está proponiendo premiar al Sr. Cabrera
como el empresario del bulto, por ser más
imagen que realidad y se refleja en el supuestamente inaugurado establecimiento
donde de manera engañosa pusieron al presidente Danilo a cortar la cinta de un restaurant
que se parece a las obras que inauguró Leonel Fernández en sus últimos días de
gobierno, razón por la que aún se mantiene con sus puertas cerradas al público.
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