El gerente de Operaciones, Ángel Vázquez, explicó que tardó 30 segundos en desprenderse y caer sobre la zona norte del plato.
Arecibo. Un ruido “grande” a eso de las 7:56 de la mañana de hoy alertó que la plataforma del radiotelescopio del Observatorio de Arecibo se había desprendido de una de las torres que lo sostenía. Solo bastaron 30 segundos para que colapsara.
Así lo describió gerente de Operaciones, Ángel Vázquez, quien lleva 43 años trabajando en la institución científica y se encontraba realizando labores en la zona para sacar instrumentos “importantes” de la Sala de Control.
La Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF, por sus siglas en inglés) informó el pasado 19 de noviembre que el telescopio sería demolido por, precisamente, riesgo de colapso tras revisar las evaluaciones de ingeniería que detectaron que el daño no se podía estabilizar sin riesgo para los trabajadores de la construcción y el personal de la instalación.
“Se escuchó un ruido grande afuera de la Sala de Control. Cuando miramos afuera, entonces se vio que de las tres torres se empezó a caer la plataforma lentamente. El azimuto, que es el brazo que hay debajo del triángulo, eso de desprendió del triángulo, se cayó un poquito fuera del centro del plato y el resto de la plataforma, en 30 segundos, ya se desprendió encima del plato al lado norte”, relató Vázquez.
Según explicó, la plataforma –de unas 900 toneladas, 305 metros y que se asemeja a un “edificio de cuatro pisos”, está compuesta por el brazo azimuto, que sostiene el domo. La estructura cayó desde una altura aproximada de 450 a 500 pies.
“Cuando cayó no quedó nada del domo. Eso no tiene arreglo. El plato sí se salvó un poquito. El plato sí se puede arreglar. No fue que cayó y se dañó todo el plato. Se cayó en un lado”, destacó el gerente de Operaciones.
Los próximos pasos, que se evalúan en una reunión entre los directivos, serían una proyecto de remoción en el que se limpie la zona de las 900 toneladas de tecnología destrozadas.
“La Administración está aquí ahora. Estamos decidiendo qué se va a hacer con eso. Obviamente, lo más importante es la vida. Suerte no hubo perdida de vida. Lo primero será la remoción de escombros, que va a ser un proyecto inmenso.
El Observatorio de Arecibo ha servido durante 57 años como un recurso de clase mundial para la investigación de radioastronomía, planetarios, sistemas solares y geoespacios. El lugar llegó a ser pieza clave para descubrimiento y premios Nobel.
Todo comenzó el pasado mes de agosto cuando uno de sus cables de soporte se desprendió. Múltiples evaluaciones de compañías de ingeniería independientes encontraran que la estructura del telescopio estaba en “peligro de sufrir una falla catastrófica” y que sus cables ya no eran capaces de soportar las cargas para las que fueron diseñados.
Los equipos de ingeniería habían diseñado y estaban listos para implementar la estabilización estructural de emergencia del sistema de cables auxiliares. Mientras el observatorio estaba haciendo arreglos para la entrega de dos cables auxiliares de reemplazo, así como dos cables temporales, un cable principal se rompió en la misma torre el pasado 6 de noviembre.
Basado en las tensiones en el segundo cable roto, que debería haber estado dentro de su capacidad de funcionar sin romperse: los ingenieros concluyeron que los cables restantes probablemente sean más débiles de lo proyectado originalmente.
El pasado sábado, la gobernadora Wanda Vázquez Garced había cursado una carta al director de la NSF, Sethuraman Panchanathan, y le solicitó que reconsideraran la decisión de decomisar el radiotelescopio del Observatorio de Arecibo.