Demi Moore, una vida entre el infierno y la gloriaLlegó a ser la actriz mejor paga de Hollywood. Pero tras la fama se escondía una historia de tristezas y dolores que moldearon su personalidad. Hoy celebra 57 años. Y una nueva vida: más sabia, más fuerte y sintiendo que no tiene nada que esconder.
Nunca fueron fáciles las cosas para Demetria Gene Guynes, conocida mundialmente como Demi Moore. Nació el 11 de noviembre de 1962 en Roswell, Nuevo México, hija de Virginia Ginny King y de Charles Harmon, quien las abandonó meses antes de que naciera. Demi tomó el apellido de su padrastro, Danny Guynes. La familia no gozaba de estabilidad. Las peleas y el alcohol abundaban y los dólares faltaban.
Los Guynes vivían en casas rodantes, y por las películas, ya sabemos que esas viviendas son la versión villa miseria del gran sueño americano. En ese contexto creció Demetria. La vida no parecía gran cosa y definitivamente se desmoronó cuando a los 14 se enteró que Danny no era su padre biológico. La pareja se separó y empezó la debacle. Dos años después, Danny se suicidó. Ginny, en tanto, se perdió definitivamente en el laberinto del alcohol y las pastillas. Una noche su hija logró evitar una sobredosis. Otras tantas noches, la obligaba a salir de bares. Pero una violencia más terrible la esperaba, agazapada.
Una noche Demi llegó a su casa y encontró a un hombre en la puerta, con las llaves en la mano. Le veía cara conocida: era ese hombre con quien solía hablar cuando volvía de la escuela. Cuarenta años después, los recuerdos se vuelven difusos. Pero siguen doliendo. El relato de que fue violada a los 15 años fue la revelación más impactante de Inside out, el libro de memorias que publicó la actriz este año y que alborotó el avispero hollywoodense. “He bloqueado la secuencia exacta de los eventos –escribió la actriz-: los detalles que me llevaron de abrir la puerta de entrada, a preguntarme si mi madre le había dado una llave, a sentirme atrapada en mi propio hogar con un hombre tres veces mayor que yo y dos veces más corpulento, a él violándome. No tenía quién me protegiera”, añadió, con desesperación.