Paulina Rubio llega como un auténtico huracán, rodeada de un séquito que se ocupa de que sus rizos estén simétricamente colocados, de tener perfecta la raya del ojo, y de que la falda del vestido de cuero rojo con tachuelas esté celestialmente colocada cuando se sienta frente al periodista.
La cita se retrasa más de una hora, pero luego la chica dorada no escatima el tiempo. Está en Madrid de promoción y parece disfrutar con su vuelta a escena. Se muestra mucho más serena y centrada que nunca. Regresa, aunque asegura que nunca se ha ido, pero tampoco aclara muy bien qué ha hecho durante los últimos siete años. “Trabajar, escribir canciones y dedicarme a mis hijos”, explica.
“No siento que me haya ido ni que haya vuelto, pero una tiene que darse sus espacios para regenerarse”, añade.
En este tiempo también ha sido jurado en la versión estadounidense de Factor X y en La Voz México. Ahora pronto la veremos sentada en uno de los sillones rojos de La Voz en España, donde será uno de los coaches en esta edición del formato cuyos derechos tiene ahora Atresmedia.