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jueves, 23 de noviembre de 2017

Detectada una explosión en la zona donde desapareció el submarino argentino

El mar se llevó el submarino argentino pero dejó un rastro sonoro. Los sensores que escuchan permanentemente los océanos en todo el mundo por cuestiones militares lograron registrar la explosión del submarino ARA San Juan, el mismo día en que se le perdió la pista, el miércoles 15. 

Pero el dato solo se confirmó este jueves, después de múltiples análisis. El casco puede estar sepultado en un abismo a 3.000 metros. Las esperanzas de encontrar con vida a sus 44 tripulantes son mínimas, por lo que las víctimas empezaron a lanzar críticas a los militares argentinos. La explosión de este buque de 1985 se detectó tanto desde EEUU como desde una organización de la ONU que registra actividades nucleares.
Nadie quería decirlo abiertamente, pero incluso algunos familiares se temían lo peor hace días. Después de una semana de intensa búsqueda, con 10 países implicados, no había ningún rastro del submarino. Los expertos insistían en que lo más llamativo de todo era que sus tripulantes no hubieran puesto en marcha ninguno de los múltiples protocolos de emergencia previstos. Nadie quería hablar abiertamente de explosión, pero estaba encima de la mesa porque era la única forma de explicar que se hubiera perdido todo contacto de forma repentina y que no hubiera dejado siquiera una boya o una bengala para avisar de que tenían problemas.
Se temía que la crisis del submarino, la peor que ha vivido Argentina y una de las más graves del mundo, sufriera una lenta agonía ante la ausencia total de noticias. Pero alguien puso una especie de punto final, aunque no será definitivo hasta que no se encuentren los restos del submarino. Los encargados de este triste cierre fueron los sensores colocados en el mar para detectar cualquier movimiento extraño, cualquier explosión, sobre todo por si pudiera tratarse de un ensayo nuclear no autorizado.