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martes, 15 de enero de 2019

El Brexit de Theresa May se estrella en el Parlamento


Westminster rechaza el acuerdo con Bruselas y castiga a la primera ministra con la mayor derrota de un Gobierno en el último siglo

El Brexit de Theresa May se estrelló estrepitosamente en el Parlamento en un martes para la historia. La premier encajó el mayor voto de castigo contra un Gobierno en el último siglo en Westminster, con un rechazo frontal a su acuerdo con Bruselas de 432 votos en contra por 202 a favor, propiciado por la fuga de 118 diputados conservadores. 
Por 432 votos contra 202, la Cámara de los Comunes tumbó sin contemplaciones el acuerdo de May, obligada a presentar en tres días hábiles un plan B. La última vez que un primer ministro perdió una votación parlamentaria de una manera tan contundente fue en 1924, cuando el laborista Ramsay MacDonald encajó una derrota por 166 votos.. En este caso, la diferencia fue de 230. 
El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker expresó su "contrariedad" por el resultado de la votación e insistió en que el acuerdo rechazado por el Parlamento británico era "el compromiso más justo y posible". "La posibilidad de una retirada turbulenta del Reino Unido ha aumentado tras la votación", sentenció Juncker, en el momento de urgir a Londres a que "clarifique sus intenciones lo antes posible". "La UE seguirá adelante con sus planes de contingencia para asegurar que estamos plenamente preparados", concluyó el presidente de la Comisión.
Theresa May quedó en una situación de extrema fragilidad tras la votación del martes. De poco sirvió su llamada a la responsabilidad de los diputados "en el voto más importante de nuestras vida", ni su apelación al "deber de cumplir el resultado del referéndum".
"Esta noche tenemos una clara elección entre la certidumbre y la inseguridad, entre la unidad y la división", dijo May en su última intervención en el Parlamento, minutos antes de la votación. "Esta noche podemos elegir entre cumplir la promesa o romper el compromiso con el pueblo británico y quebrar la fe en la democracia".



Pero todos sus intentos de dar la vuelta a la aritmética parlamentaria en las últimas semanas cayeron en saco roto ante la profunda división de los tories, incapaces de cerrar filas ante el acuerdo firmado por su líder. Tanto los diputados del ala dura, capitaneados entre otros por el ex titular de Exteriores Boris Johnson, como los moderados (encabezados por el ex fiscal general Dominic Grieve) se atrincheraron en sus posiciones y dispararon bajo la línea de flotación de la premier.


Los diez diputados del Partido Democrático Unionista (DUP), en quienes se apoyaba May para lograr una pírrica mayoría en el Parlamento, desertaron también en la hora "H", alegando que la "salvaguarda" para impedir la vuelta a la frontera "dura" entre las dos Irlandas les deja a merced de la UE y en clara desventaja con otras regiones del Reino Unido.
Moción de censura

El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, aprovechó la debacle parlamentaria de May para anunciar la presentación inminente de una moción de censura y reiterar la petición de unas elecciones anticipadas. La votación de la moción de censura tendrá lugar a las 20.00 horas del miércoles (hora peninsular).

Corbyn destacó cómo la "castastrófica derrota" sufrida por May es "la mayor sufrida por un Gobierno desde los años veinte" y culpó personalmente a la "premier" de "velar únicamente por los intereses de su partido en la desastrosa negociación de los dos últimos años".

Compungida ante al varapalo parlamentario pero sin perder su determinación, May aceptó el reto de la moción de censura y anunció al mismo tiempo su intención de "hablar con la UE para considerar los nuevos planes". La premier se comprometió a mantener conversaciones con los otros partidos "llegar a uno solución que pueda ser aceptable".

Los nacionalistas escoceses y galeses, los liberal-demócratas y el Partido Verde anunciaron su respaldo a la iniciativa, que sin embargo no cuenta de entrada con la mayoría necesaria.
Extensión del artículo 50

Los analistas estiman que la primera consecuencia del rechazo al acuerdo puede ser la inevitable extensión del artículo 50, ante la imposibilidad real de poder culminar el Brexit en la fecha fijada: 29 de marzo. El veterano Kenneth Clarke, que se presentó a sí mismo como el más eurófilo en las filas de los conservadores, propuso en el arranque del debate una original solución al "caos" creado en el Parlamento: "Revoquemos el artículo 50 hasta que encontremos un compromiso... Y volvámoslo a invocar cuando nos hayamos puesto de acuerdo entre nosotros".

El fiscal general Geoffrey Cox recalcó que esa posibilidad es técnicamente imposible. Con su imponente voz de barítono, Cox fue el penúltimo en defender la posición del Gobierno bajo las ojivas de Wesminster: "Estamos ante un momento muy significativo que nos permitiría dar una paso adelante y acabar con la incertidumbre. Este acuerdo es la llave, y no hay otra, para lograr que el Brexit sea realidad".

A modo de agorera premonición, el secretario de Medio Ambiente Michael Gove recurrió a la famosa frase a "Juego de Tronos" para caldear el ambiente: "Se acerca el invierno... Si el acuerdo no se aprueba, podemos usar las palabras de Jon Nieve. Haremos un gran daño a la democracia si no implementamos el Brexit. La oportunidad que todos tenemos para cumplir con nuestras obligaciones democráticas es clara".

El ex ministro del Brexit Dominic Raab defendió por su parte la causa del "no acuerdo" e instó al Gobierno a acelerar los preparativos sin perder tiempo tras la votación. Raab hizo causa común con el ala dura del partido y aseguró que una ruptura total con Bruselas aseguraría "un futuro mejor y más brillante" para el Reino Unido que con el acuerdo de May.

El contrapunto humano y dramático de la noche lo puso la diputada laborista Tulip Siddiq, que decidió posponer su parto por cesárea para poder votar contra el acuerdo de Theresa May: "Es la votación más importante de vida y no me la podía perder (...) Espero que cuando mi hijo venga al mundo tengamos una mejor oportunidad para una estrecha relación entre el Reino Unido y la UE, que es por lo que estoy luchando".

De espaldas a la galería, en los sombríos pasillos del Parlamento, se lleva conociendo en los últimos días la búsqueda infructuosa y consensuada de una alternativa al plan de May. Oliver Robbins, el asesor personal para el Brexit de la premier, inició la semana pasada los contactos con representantes de todos los partidos para explorar hasta seis opciones en el caso de que el acuerdo fuera rechazado, según revela The Guadian. Robbins, que llevó las riendas en la última fase de la negociación con Bruselas, será presumiblemente a partir de ahora el vínculo entre Downing Street y Westminster para intentar llegar a un compromiso en las próximas semanas.

El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, lanzó un postrero balón de oxígeno a la premier alegando que si el acuerdo era rechazado "habrá nuevas conversaciones" con la UE.