Por Cholo Brenes
Laexpresiones de los pueblos deben ser respetadas casi como palabras bíblicas. “Lo que tú no me des en vida, pues no me lo des en muerte…”
Las declaraciones del cantautor y sobrino de Yaqui, Pavel, nos hace recordar ese viejo refrán del pueblo.
¿Para qué reconocimientos después de muerto si eso solo lo disfrutan los vivos y uno que otro lambón que busca cámaras y sobresalir cual llorona pagada en un funeral? El mejor reconocimiento que puede dar cualquiera es el que el pueblo le da mientras se está vivo. A Yaqui se le sobraron los mismos.
El testimonio de cualquiera se fabrica día a día y querramos o no su mayor testimonio es la palabra. La sembró a tal punto que se le reconoce como el ícono de la palabra, esa no se hereda, esa se va logrando poco a poco, horas tras horas etc.
¿Para qué hablar cosas bonitas de un hombre que no necesita presentación? Nadie quiere saber tras fondos ni historias inventadas de un hombre que forjo su propio camino a la verdad de la luz pública.
Recordemos para siempre las palabras de Pavel.
“Lo que sí debo decir es, y a lo mejor otros miembros de mi familia no estarían de acuerdo conmigo, pero estoy en contra de cualquier homenaje póstumo, no quiero ser partícipe de la tendencia que hay de celebrar a grandes muertos cuando fueron grandes vivos”.
Espero que la misma sirva de lección para aquellos que como Yaqui en igual o menor grado han ido forjando destinos sobresalientes.
Laexpresiones de los pueblos deben ser respetadas casi como palabras bíblicas. “Lo que tú no me des en vida, pues no me lo des en muerte…”
Las declaraciones del cantautor y sobrino de Yaqui, Pavel, nos hace recordar ese viejo refrán del pueblo.
¿Para qué reconocimientos después de muerto si eso solo lo disfrutan los vivos y uno que otro lambón que busca cámaras y sobresalir cual llorona pagada en un funeral? El mejor reconocimiento que puede dar cualquiera es el que el pueblo le da mientras se está vivo. A Yaqui se le sobraron los mismos.
El testimonio de cualquiera se fabrica día a día y querramos o no su mayor testimonio es la palabra. La sembró a tal punto que se le reconoce como el ícono de la palabra, esa no se hereda, esa se va logrando poco a poco, horas tras horas etc.
¿Para qué hablar cosas bonitas de un hombre que no necesita presentación? Nadie quiere saber tras fondos ni historias inventadas de un hombre que forjo su propio camino a la verdad de la luz pública.
Recordemos para siempre las palabras de Pavel.
“Lo que sí debo decir es, y a lo mejor otros miembros de mi familia no estarían de acuerdo conmigo, pero estoy en contra de cualquier homenaje póstumo, no quiero ser partícipe de la tendencia que hay de celebrar a grandes muertos cuando fueron grandes vivos”.
Espero que la misma sirva de lección para aquellos que como Yaqui en igual o menor grado han ido forjando destinos sobresalientes.