- Escrito por Fausto Polanco
Santo Domingo.
Lo que ocurrió anoche en el concierto de Justin Bieber creo no se había
vivido en un show en este país. Lo primero fue la gran desorganización
que hubo en las entradas, donde se veían largas filas de fanáticos, que
se les impedía llegar a la puerta por una seguridad agresiva y cansada
de tanto trabajo.
Lo segundo fue el caos que había dentro del estadio, donde era
imposible controlar a los y las adolescentes, que en ningún momento
quisieron ocupar sus asientos y en lugar de sentarse se paraban en las
sillas, dejando a los que estaban detrás sin poder ver al artista
directamente, teniendo estos que hacerlo a través de las dos gigantescas
pantallas. Por más esfuerzos que hicieron los acomodadores para
sentarlos se les hizo imposible.
Pero el gran desorden lo armó la seguridad del propio cantante,
quienes comandado por un sujeto gordo, un fortachón vestido de negro,
impidiendo que los fotógrafos y camarógrafos hicieran su trabajo.
Él estaba como "gata parida", al acecho y cuando veía a alguien con
una cámara de inmediato se la quitaba de forma brusca y sin preguntar.
El fortachón llegó tan lejos que agredió el camarógrafo Jhonatan
Hernández, de Color Visión, rompiéndole su acreditación, lo que también
hizo con un fotógrafo.
El sujeto estaba lleno de ira, jadeante y sudoroso, como perro
rabioso detrás de la prensa, porque ese era su único propósito, estovar
el trabajo del periodista.
Hasta Marivel Hernández, encargada de prensa de Evempro, empresa que
trajo al artista, fue ultrajada por el fortachón, quien la empujó cuando
ella intentó ponerlo a raya, explicándole que los fotógrafos deberían
ir en el lugar que ella le decía y que se le había asignado, pero él los
quitó y cada quien hizo sus fotos de donde pudo.