Son
pocas las frases en la historia del cine que pueden ser catalogadas
como memorables pero, sin lugar a dudas, esta es una de las más
legendarias y para muchos es derechamente la primera de la lista: “Yo
soy tu padre”, pronunciada por el malvado Lord Sith Darth Vader después
de derrotar en un duelo con espadas láser a su joven oponente, Luke
Skywalker.
George Lucas, tras escribir la versión final de la
historia de “El Imperio Contraataca” en 1979, estaba algo intranquilo
con la reacción que pudieran tener los espectadores cuando supieran
quien era en realidad Darth Vader. La “Guerra de las Galaxias” ya nos
había mostrado que se trataba de un poderoso ex caballero Jedi que había
sido tentado por el lado oscuro de la Fuerza (“Él traicionó y mató a tu
padre”, le había dicho el viejo Obi Wan Kenobi a Luke, después de
entregarle el sable láser que perteneciera a Anakin Skywalker, antiguo
discípulo suyo). Lucas quería que la segunda parte de la película
llevara las cosas mucho más lejos y que su argumento se torciera
dramáticamente con la revelación de un oscuro secreto familiar que
involucraba nada menos que a los dos antagonistas de la película.
El
guión definitivo de la película, escrito por Lawrence Kasdan y Leigh
Brackett, sólo acrecentó los lados oscuros de la historia y dejó a la
frase como el revulsivo perfecto que desataría una cadena de hechos, los
que serían resueltos en la tercera parte final de la trilogía.
“Yo soy tu padre”
“El
imperio Contraataca”, la película más notable de la saga de “Star
Wars”, es pródiga en momentos de antología, pero se vuelve
definitivamente memorable por la inolvidable parte final. Después de
mutilar a Luke Skywalker con su sable láser, Darth Vader lo arrincona al
borde de un abismo y le descubre una terrible revelación, no sin antes
tentarlo con el poder absoluto (algunos relacionan esta escena cuando
Jesucristo es tentado en el desierto por el diablo, para que renuncie a
Dios y se convierta en su sirviente).