Si hace apenas un mes Nicolás Vallejo-Nágera se dejó conquistar por una joven de 22 años llamada Alegría Bercasa,
modelo y de familia adinerada, su exmujer, Paulina Rubio no iba a ser
menos. Después de una ruptura en la que ambos han sufrido y luchado por
proteger lo que creían que era suyo, la chica Dorada vuelve a tener ocupado su corazón.
“Es tiempo de sanar y que renazca el amor”, escribió la cantante hace unas semanas cuando se dieron a conocer los detalles del acuerdo de divorcio con Colate.
Un tiempo que, parece, ha dado sus frutos. Según la prensa mejicana y como publica este lunes la revista ¡Qué me dices!, el afortunado es Gerardo Bazúa, de 28 años, y uno de los alumnos de la mexicana en el programa La Voz México
donde ella ejercía como coach. Tal fue la química entre ellos, que
consiguió que Gerardo quedara tercero.
Así que, para celebrarlo, la
profesora se llevó al joven a Cancún -casualmente donde ella le dio el sí, quiero a Colate- en el avión privado de la cantante.
Las
imágenes en exclusiva de la revista muestran una complicidad con la que
no estaría muy contento Vallejo-Nágera. Según amigos en común, no le
habría hecho ninguna gracia que Gerardo ya conozca a su hijo Andrea,
motivo por el que, dicen, ha montado en cólera y pretende utilizarlo como arma en la batalla legal que mantiene con Paulina por la custodia del niño.
La cantante hace oídos sordos y dedica su escaso tiempo libre a
colaborar en el nuevo disco de su pareja, en el que hacen un dueto que
saldrá en México la próxima semana.
El dinero pone fin a su matrimonio
Después de duros enfrentamientos verbales en distintas revistas para hablar de su separación, la cantante cerró la herida abierta entre ellos a golpe de talonario, ya que desembolsará una gran cantidad de dinero a su ex marido.
Según pudo saber en primicia Vanitatis, en los próximos meses Colate recibirá un adelanto de ese dinero en cash y el resto mediante mensualidades a lo largo de varios años. El momtante a percibir no ha trascendido aún -se habla de más de un millón de dólares-
ya que forma parte de un contrato de confidencialidad. A pesar de ello,
Colate se ha salido con la suya al conseguir una buena parte de las
pretensiones con las que hace un año inició esta guerra judicial.