La revelación de Campos de Moya y Circe Almánzar,
principales dirigentes de la Asociación de Industrias, en el sentido de
que los empresarios le han retirado su apoyo al Movimiento Verde porque
desnaturalizó su lucha, constituye la estocada mortal a una iniciativa
que volvió a engañar a los incautos con falsas promesas de redención
social.
Lo extraño es que gente tan experimentada como la que compone esos
grupos empresariales se haya dejado sorprender por un movimiento que
desde el principio tuvo propósitos sediciosos, que fue formado y
dirigido por la misma gente que apenas unos meses antes había fracasado
en las elecciones al obtener una votación ridícula.
Pero, además, los mismos que en los meses finales de 2012
escenificaron aquellas protestas contra Leonel Fernández, que
piquetearon la Fundación Global, que montaron el sainete de juicios
populares contra exfuncionarios, que organizaron las fracasadas marchas
frente a la OISOE, que se resistieron a acatar el resultado electoral de
2016 y que se aliaron para denunciar esos comicios como fraudulentos.