De figura frágil y ya no tan erguida, pero con la dignidad en la
palabra, la artista conceptual Yoko Ono encabezó aquí la presentación del Proyecto
Paradiso, que tiene como eje central su obra, su mensaje de paz y su deseo de
construir aquí, en comunidad, una “Tierra de esperanza”.
“Muchos me preguntaron para qué vas a México y yo les he
respondido que porque hay un buen restaurante”, bromeó antes de comentar que su
decisión de venir es porque considera es un buen momento para sembrar la
semilla de la esperanza entre los mexicanos.
La violencia, expuso, no es privativa de México, es un problema grave
que aqueja a todo el mundo y por algún lado hay que empezar, aclaró cuando se
le inquirió el porqué de su interés en este país.
Y es que para la activista y feminista declarada desde los años 60, la
violencia en el mundo se ha hecho tan cotidiana que ha insensibilizado a la
gente y ahí es donde ella y su arte tienen un campo de acción.
“Si digo vine aquí a traer paz, es algo fuerte y fácil de decir, pero
creo que nos podemos sumar para alcanzarla, como en otros países por los que
también estoy preocupada”, comentó Ono, tras asegurar que esta muestra (Land of
Hope), como el resto de las intervenciones, busca hacer un llamado al
resurgimiento, “a levantarnos”.
Pero no se necesitan sólo palabras, reconoció la viuda de John Lennon
(1940-1980), quien pugnó porque haya menos gente sentada viendo televisión y
más que se decida a actuar.
A punto de cumplir 83 años, sostuvo, no sabe cuánto tiempo más le quede
para hacer esa labor, pero hoy tiene la certeza de que puede y por ello lo hace
aquí y en muchas otras partes del planeta.
Antes, el padre Álvaro Lozano, director de la Comisión de Cultura del
Arzobispado, habló del sentido del Proyecto Paradiso al que convocaron a Yoko
Ono, y que no tiene más propósito que sembrar la semilla de la esperanza en
esta tierra.
Aradeció el acompañamiento y la colaboración de autoridades federales y
locales, así como del Museo Memoria y Tolerancia, del que resaltó la afinidad
de valores que tiene con la obra y los ideales del artista.
En su oportunidad, el secretario de Cultura de la Ciudad de México,
Eduardo Vázquez Martín habló sobre cómo se involucra la dependencia que preside
en el Proyecto Paradiso y detalló que además de la exposición intramuros
“Tierra de esperanza”, éste incluye actividades extra muros en distintos puntos
de la ciudad. Esta tarde, expuso, será inaugurado un “Árbol de los deseos” en
el Zócalo capitalino (una instalación con 110 árboles –truenos-, que una vez
concluida la acción serán plantados en el Jardín Cuitláhuac, de Iztapalapa);
además, desde hace unos días se han instalado “instrucciones” como “Imagina”,
“Sueña”, etcétera, en parabuses de la ciudad.
También habrá una actividad en la Plaza de las Tres Culturas, con esta
idea de comunidad, en la que participan vecinos de la zona; en el Metro
Mixcoac, un homenaje a la mujer; una intervención de murales y grafiti, música
y globos que simbolicen la paz, en una serie de actos que comprenden esta gran
instalación que hoy se apodera de la ciudad.
La creadora de origen japonés, pero con toda una vida radicada en
Estados Unidos, llegó a México el domingo por la noche y atiende desde el lunes
a la prensa.
Ayer recorrió complacida la muestra de 16 emblemáticas piezas que dan
cuenta de cinco décadas de trayectoria, pero que fueron reproducidas aquí por
gente del propio museo, bajo la supervisión de la artista.
Destaca la instalación “Arising” que convocó a mujeres a ofrecer un
testimonio fotográfico y escrito sobre su experiencia como víctimas de algún
tipo de violencia, cuya invitación ha reunido ya unas mil participaciones y
estará abierta hasta el 29 de mayo, fecha de cierre de la exposición.
De buen humor, ataviada de negro con un sombrero claro con banda oscura,
y sus característicos lentes para el sol, este martes se presentó a una concurrida
rueda de prensa, en la que estuvo acompañada por Sharon Zaga, directora del
MMyT, y su coordinadora de exposiciones temporales, Linda Atach. También
acudieron el curador Gunnar B. Kvaran, y el embajador José Luis Martínez,
director de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Cultura federal.