Los
Rosario demostraron nueva vez que son Los Rolling Stone del merengue.
Sin lugar a dudas una de las mejores orquestas para bailar. Con el
"swing" contagioso que les caracteriza abarrotaron la pista de baile del
Infinity, poniendo a bailar hasta a las abuelas que acudieron a la gran
fiesta, y que de otra manera no pudieran disfrtuar de su música.
Esa
ventaja tiene la fiesta en el barco, que se organiza a partir de las
seis de la tarde, lo que posibilita que la gente de edad y la que
trabaja al día siguiente, pueda disfrutar de su agrupación favorita sin
trasnochase, como sucede en los clubes regulares, que algunas algunas
bandas comienzan a tocar a las 3:00 de la madrugada. Parte del éxito de
las fiestas en el barco es que son para toda la familia.
Un
detalle apreciable y valorable en la propuesta de J. Martin es que a
diferencia de otros exponentes nuevos de bachata surgidos en Nueva York ,
no ha procurado cobijarse bajo la sombra de Romeo, como sucede con
otros intérpretes. Ha procurado transitar con identidad propia, y se
hace acompañar de una agrupación de una calidad y una consistencia
musical elogiable, en la que incluye hasta violenes, guitarras
acústicas, y una diversidad de elementos que enriquecen su propuesta en
térmios armónicos. Entre sus músicos hay tres mujeres, como parte de la
variedad de su oferta.
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