Algunos sueños se hacen realidad, otros no, pero sigue soñando esto es
Hollywood”. Con esta frase, mil veces repetida, se termina una de las
películas con más éxito de todos los tiempos: Pretty Woman. Siguiendo
esa máxima, sus protagonistas, Richard Gere y Julia Roberts, no dejaron
de soñar con el cine desde entonces, ganándose un lugar permanente en el
olimpo de los dioses del séptimo arte.
Esta semana Richard Gere se dejaba ver en Nueva York mientras rodaba
Oppenheimer Strategies, junto a Dan Stevens en un nevado Central Park.
Viendo al actor -de 65 años y que hace tiempo dejó atrás sus famosas
canas para lucir una cabellera completamente blanca- se toman conciencia
de los veinticinco años que han pasado desde el apoteósico estreno de
Pretty Woman, hasta ahora.
El tiempo ha transcurrido pero a Gere siempre le acompaña esa
impronta de hombre perfecto, la misma que le valió el título de galán de
Hollywood mucho antes de coincidir con Julia Roberts en la pantalla,
gracias a sus papeles en Oficial y Caballero o American Gigolo.
Actualmente vive volcado en su trabajo –en el rodaje de la cinta de
Joseph Cedar, en la promoción de The second best exotic Marigol hotel y
pendiente del estreno de Franny- y enfrascado en un divorcio millonario
con su exmujer Carey Lowell, con la que se casó en el año 2002 y tiene
un hijo en común.