Graynmer Méndez
A
veces la mejor manera de abordar una situación es iniciar por una
pregunta, o quizás varias, de hecho, es ontológico. Por lo regular, una
interrogante permite dar un primer paso razonable, también encarrila de
alguna manera el acometimiento de una duda.
Entonces, sabiendo esto, nos preguntamos: ¿Cómo referirse a Danilo o
Leonel sin hablar de la reelección? La respuesta es obvia: Imposible,
por lo menos en estas circunstancias...
¿Es Leonel Fernández mejor político gracias a la existencia en escena
de Danilo Medina? ¿El presidente Medina tiene mejor referencia del
ejercicio del poder a partir de los Gobiernos de Leonel Fernández? Es
probable que ambas preguntas tengan la misma respuesta.
Creo que ambos políticos tienen la dicha de saber a conciencia que
son dos mitades de un mismo cuerpo político, que juntos son muy fuertes,
separados se desmoronan.
Quizás una de las maneras de comprenderlo, además de sobrados
ejemplos de división política, es a través de teoría de la "homeomería
de las cosas", en el que las partículas individuales son la suma que
componen el todo, no hay forma posible que el todo exista sin una
cohesión armónica de las partes que lo integran y que funcione según su
propósito original.
Estos dos hombres de la política dominicana tienen un propósito
común, para el cual traen aparejado intelectualidad y pragmatismo;
disciplina y propósito; experiencia e inteligencia; conciencia del
presente y sentido de la historia; fundamento partidario y capacidad de
cohesión extra partido...
Estos dos individuos, nacidos de la misma "spermata" que plantó Juan
Bosch en el sistema de partido de la República Dominicana, tienen una
pasta política, profesional y humana. Como todos nosotros, pueden
cometer errores, pero nunca por ambición individual... pueden
encarrilar por un despeñadero a todo un sistema institucional y
democrático.
Leonel y Danilo han desarrollado un ciclo político y biológico que
debemos estudiar, se han hecho fuertes y razonables al mismo tiempo, han
batallado en contiendas internas con la templanza del caballero y han
peleado externamente con la fiereza del general de tropas que dirige la
defensa de su trinchera con honor y han salido airosos. Son fuertes sin
ser agresivos.
El vigor de la verdad dicha en palabras simples, así como plasmar el
ideal de progreso expresado con el uso estético del lenguaje, hacen del
discurso de uno y otro a lo interno de su partido, un par dialéctico
que demuestra que aun cuando nadie es indispensable, para el PLD en este
momento, estos dos hombres son imprescindibles. Son partículas
similares del todo.
El todo es el PLD. El todo es el país. El todo es el pueblo. El todo
son las instituciones. El todo son las partes. Las partes constituyen el
todo. El todo, para fines de este artículo, es el sistema que
constituye todos los partidos.
En el ensayo "La Búsqueda del Presente", Octavio Paz dice
-refriéndose a México y toda Latinoamérica-: “La conciencia de la
separación es una constante de nuestra historia espiritual”; luego
agrega “en el fondo insondable de cada hombre: todas nuestras empresas y
acciones, todo lo que hacemos y soñamos, son puentes para romper la
separación y unirnos al mundo y a nuestros semejantes”.
En este sentido, los entornos de Leonel y Danilo deben hacer
conciencia del significado político de la separación y comprender las
consecuencias de la falta de unidad, los ejemplos de canibalismo interno
lo tienen en la acera de enfrente.
Hombres y mujeres inteligentes que no supieron lidiar con esos
demonios terminaron destrozando sus estructuras partidarias, tiraron por
la cañería las posibilidades de permanecer en el poder o de
recuperarlo.
Se presume que las mentes de los líderes están por encima de los
allegados que con oculta o manifiesta intención tratan de depositar
liendres en las cabezas de los presidentes con la esperanza de que
germinen en piojos de la reelección, al parecer esa comezón de
permanecer en los puestos de Gobierno dan un gustico que a cualquiera
entusiasma.