El presidente Danilo Medina envió al pueblo dominicano un mensaje de
esperanza en ocasión de la celebración de la Navidad, e hizo votos por
una familia cada vez más unida y un país cada vez más justo.
“Que Dios nos ayude, siempre, a tener la capacidad de soñar y de
transformar nuestros sueños en realidad. Por eso, en este día de
Navidad, sentémonos a la mesa, dividamos el pan y, ante todo,
compartamos una gran esperanza”, dijo Danilo Medina.
El Jefe de Estado expresó sus parabienes a la familia dominicana, en
compañía de su esposa, doña Cándida Montilla de Medina y de sus hijas
Sibely, Vanessa y Ana Paula, en un mensaje dirigido a toda la nación.
“Esta es la noche del Niño que nació para salvar al mundo. Y de su
familia terrenal, aquella que participó con él de esa tarea sagrada y
gloriosa. Es, así, la más linda fiesta de amor y unión familiar”.
Reflexionó que cada uno de nosotros busca más fuerza y esperanza,
para continuar luchando por un mundo mejor, que comienza en nuestra
casa, en nuestra familia.
Sé que existe una persona, en cada país, que no tiene el derecho de
colocar a su familia en primer lugar. Es el presidente o la presidenta
de cualquier nación. Su debe ser pensar primero en su país, en su
pueblo, y en la gran familia que formamos todos nosotros”, dijo el
presidente de la República.
Precisó que “estoy aquí, con mi familia, para desearles una Feliz
Navidad, y también, para renovar nuestro compromiso de ser iguales a
cualquier familia dominicana”.
Danilo Medina manifestó a seguidas, “iguales en la fuerza, el coraje,
la honestidad, la solidaridad y en la capacidad de luchar por un futuro
mejor. Iguales en sueños y en esperanzas”.
Expresó su deseo de alcanzar el ideal de un país donde todos sean
iguales en el deseo de que ningún niño nazca, en nuestro país, sin casa,
sin comida, sin escuela, sin libros, sin futuro.
“Que no vea, jamás, a su papá rondando triste por la casa, porque no tiene empleo”.
¡Que Dios nos bendiga a todos!
Afirmó que desea un país donde un niño no vea, jamás, a su mamá
llorar por el dolor físico de no tener un medicamento, o por el dolor
espiritual de no tener esperanza.
“Que no sienta, jamás, el dolor de perder un ser querido arrebatado
por la violencia. Al contrario. Que Dios nos ayude, siempre, a tener la
capacidad de soñar y de transformar nuestros sueños en realidad. Por
eso, en este día de Navidad, sentémonos a la mesa, dividamos el pan y,
ante todo, compartamos una gran esperanza”.
“Candy, Sibely, Vanessa, Ana Paula y yo les deseamos una Feliz Navidad y un próspero año nuevo. Que Dios nos bendiga a todos!”