Por: Miguel
Melenciano
Los colores
utilizados de manera obligatoria para distinguir los partidos políticos, unos
de otros, así como para que los ciudadanos puedan sufragar en una contienda
electoral por la organización política de su preferencia, ahora son utilizados
en la República Dominicana para identificar demandas o reivindicaciones
exigidas por grupos sociales a los
gobiernos de turno.
Es así como el
color Amarillo, identificó con éxito la lucha por la aplicación del 4% por
ciento para la educación, que, si bien llevaba década de aprobada en la ley de
educación, ningún gobierno la había implementado, bajo el argumento de carecer
de capacidad económica para satisfacer esta vieja exigencia del magisterio.
Del mismo modo,
la lucha contra la corrupción administrativa
escenificadas con marchas en diferentes puntos de la nación se cubre
bajo el manto de un color, en esta ocasión el Verde, el cual, al paso de los
días, ha ido tornándose Verde oscuro, pues han ido abandonando sus orígenes,
para encausar otro tipo de peticiones.
Los empresarios
dominicanos no podían quedarse a la cola, y después del cambio de color que va
dando el Movimiento Verde, han decidido, al parecer, alejársele un poco asumiendo su propia identidad con el uso del
color Anaranjado para la exigencias de reivindicaciones sociales, no solamente
de ellos, sino en favor su empleomanía y el espacio de trabajo en que se
desenvuelven.
Muchos pensaran
que el uso de colores para identificar grupo de protesta es fortuito,
lamentablemente debemos decirle que no es casual, ya que tiene una base
histórica surgida en Europa Oriental con repercusión en Oriente Medio y que han
sido reeditados en esta parte del globo terráqueo.