La trágica muerte del cantante Michael Jackson en el año
2009, consecuencia directa de la dosis letal de propofol que le fue
administrada por su entonces médico personal, Conrad Murray, ya reveló
en su momento la profunda preocupación que sentía el artista ante la
exigente preparación física que se desprendía de los 50 conciertos de
despedida en los que estaba a punto de embarcarse antes de perder
súbitamente la vida.
Sin embargo, la enorme
responsabilidad a la que se veía sometido el rey del pop de cara a un
reto de semejantes características -la fragilidad de su cuerpo se había
hecho notable tras varios años alejado de los escenarios- parece haber
sido ahora confirmada por el que fuera uno de sus mejores amigos, el
empresario alemán Michael Jacobshagen, quien se ha propuesto sacar a la
luz una serie de reveladoras cartas firmadas por el intérprete.
En las citadas misivas, recibidas por Jacobshagen en las semanas
inmediatamente anteriores al trágico deceso de Michael Jackson, este se
desahoga fundamentalmente sobre el estado de ansiedad y agotamiento
físico en el que se encuentra, entre otros motivos, por las altísimas
expectativas que la promotora de los espectáculos, AEG, había depositado
en él y en su rendimiento, una honda preocupación que incluso le llevó a
temer por su integridad física.