El parque que sobrevuela los barrios del Meatpacking y Chelsea de Nueva York ha abierto al público este verano su último tramo, diez años después de que se inaugurara este experimento urbano de éxito rotundo, ya considerado un paseo obligatorio en la ciudad americana.
Parece que no existe ni un centímetro más donde construir en Nueva York, que no cabe un nuevo alfiler en su apretadísimo skyline. Sin embargo, la ciudad no cesa de innovar, de crear, de sorprender como ha demostrado este año con la inauguración de Hundson Yards, un barrio con nuevos rascacielos y hasta una escalera a ninguna parte, The Vessel, todo construido sobre las vías del tren.
Es justo en este rincón de Manhattan, aún en pleno desarrollo, donde este verano ha culminado el trazado de otro de sus grandes éxitos urbanísticos, el High Line. Ya con imitadores aquí y allá, este parque cosido a las viejas vías del tren elevado entre la calle Gansevoort y la 34 se ha convertido en estos años en un paseo obligado en la gran ciudad.
Paralelo al río Hudson, sus 2,3 kilómetros de longitud arrojan no solo grandes vistas. Son también una lección de arquitectura y, sobre todo, de la historia de Nueva York y esa manía de transformarse continuamente para deleite de sus habitantes y de los viajeros. Por esta pasarela elevada y arbolada donde la naturaleza se funde con el arte y el diseño pasan ya unos cinco millones de visitantes al año.
El parque a la altura del Chelsea Market.TIMOTHY SCHENCK
Nadie imaginaba semejante éxito hace veinte años, cuando el alcalde Rudy Giuliani llegó a firmar la orden de su demolición. Entonces las vías del tren llevaban décadas en desuso, pero seguramente por la cercanía del Hudson, "la brisa se había encargado de sembrar de semillas la línea férrea tiñéndola de verde", explica Brandon Duncan, guía oficial de la ciudad de Nueva York. El insospechado vergel empujó a Joshua David y Robert Hammond a fundar la asociación Amigos del High Line para preservarlo y convertirlo en un espacio público.
Salvaban así un pedazo importante de la historia de Nueva York. El High Line se remonta a los años 30 del siglo pasado. "El primer tren que recorrió estas vías lo hizo en 1933", cuenta Duncan. Fue la respuesta de la ciudad al clamor popular. Porque desde mediados del siglo XIX, los trenes de mercancías que abastecían a esta parte del bajo Manhattan donde estaban los mataderos y empaquetadores de carne (de ahí viene el nombre del vecindario del Meatpacking) se habían convertido literalmente en máquinas asesinas.