LISTÍN DIARIO cuenta la historia de dolientes que han visto fallecer su medio de sustento y que el 19 de marzo, un año después de haberse impuesto la cuarentena, viven su duelo viendo los ‘números rojos’ de su cuenta bancaria.
Este periódico intentó sin resultados saber al menos el estimado de los negocios que no sobrevivieron a este primer año de pandemia. Lo que sí se tiene claro es que en los medios de comunicación también ha habido luto. ISTOCK
Hay muchos negocios sepultados. Existen unos que agonizan y otros que aguardan en un cuarto de Cuidados Intensivos por un ventilador que les devuelva el aire de progreso. El Covid-19 es el responsable de esta realidad. No solo ha llegado para contagiar a la humanidad con su inclemente carga viral. También ha venido a provocar la muerte de algunos establecimientos, lo cual ha dejado a sus dolientes sumidos en la tristeza.
LISTÍN DIARIO ha querido ponerle rostro a esta situación, que no solo ha sepultado vidas de cientos de personas, sino que, ha enterrado a un gran número de negocios. Carlos Terrero, quien era dueño de una tienda de ropa habla de su duelo por haber tenido que enterrar su negocio. Anny Aquino y Johanny Pérez, propietarias de Dresses in a Closet, dan cuenta del estado de gravedad en el que se encuentra su tienda. Una exempleada del gimnasio Body Health también relata su pesar.
Carlos Terrero
“He llorado, me he deprimido y he lamentado tanto haber tenido que cerrar las puertas de mi negocio. No solo era mi fuente de trabajo, también era la fuente de trabajo de quienes laboraban con nosotros, incluidos mis dos hijos. Ha sido un golpe bajo lo que hemos sufrido por causa del Covid’19. Se habla mucho, y se da a conocer todos los días el número de fallecidos y contagiados por este virus, pero nadie le presta atención a que hay establecimientos que también mueren por esta razón”.
Lo cuenta con evidente tristeza, y no deja de traer a colación, que hay personas que tal vez no están muriendo por el Covid, pero que si han perdido la vida por un infarto o suicidio por haberse quedado con las manos vacías después de tanto luchar para echar hacia delante un negocio. “Somos muchos los que estamos atravesando por el duelo de haber tenido que ‘enterrar’ nuestra empresa, no importa lo pequeña que sea”.
Correa tenía una tienda de ropa en un barrio popular de la ciudad. Durante todos estos meses, que en lo que menos se piensa, según dice, es en comprar ropa, fue viendo desde marzo cómo su medio de sustento se deterioraba “infectado” por la crisis económica provocada por el coronavirus. Primero fue a “intensivo”, luego lo “intubaron”, pero no valió. “Por más tratamiento que le aplicamos a la tienda, no se salvó. Es una más de las que han muerto por Covid”, puntualiza con gran tristeza.
“Tirarle el muerto a otro”
No se puede pasar por alto que hay quienes también han tenido que literalmente, “tirarle su muerto a otro”. Tal es el caso de la propietaria de empresa de construcción que: “Debido a la situación actual, todas las actividades del sector de la construcción casi en su totalidad estuvieron paralizadas, uso la palabra ‘casi’ porque algunas personas relacionadas con esta área pudieron continuar laborando. Sin embargo, el sector concreto y asfalto entró en estado de supervivencia financiera y laboral”, cuenta una señora que prefirió mantener su nombre reservado.
Dice que el impacto con mayor efecto fue el desempleo y un tema que preocupó bastante, ha sido que la materia prima (cementos y varillas) sufrieron un incremento significativo. Los costos operacionales subieron mientras los ingresos no han ayudado para que las compañías puedan subsistir.
“Esas pequeñas compañías se vieron afectadas, como es el caso nuestro que tuvimos que venderla porque los números estaban casi en rojo”, lo cita y deja claro que “le tiraron el muerto a otro”.
Golpe al ‘gift shop’
En agosto pasado la Federación Dominicana de Comerciantes (FDC) dio a conocer que más de 18,750 ‘gift shop’ (tiendas de artesanías en zonas turísticas) había cerrado sus puertas y otras microempresas habían desaparecido.
LISTÍN DIARIO consultó también a la Organización Nacional de Empresas Comerciales (ONEC), una asociación sin fines de lucro, compuesta por los principales comerciantes detallistas de República Dominicana, que asegura que, hasta la fecha, ninguno de sus socios ha cerrado. Esta entidad tiene alrededor de 60 socios que permanecen activos.
De las primeras víctimas
El gimnasio Body Health fue uno de los primeros en ‘morir’ infectado por el virus. ‘Falleció’ joven, pero se llevó a la tumba los grandes aportes que hizo a la población dominicana que, entre sus pesas y sus máquinas buscaba estar en forma. Nacido en el año 1980, este establecimiento no aguantó el contagio de una enfermedad que sigue ‘matando’ el comercio.
Una persona que por años trabajó en este gimnasio, y pidió no revelar su nombre, admite que lloró cuando supo la noticia, no de que se quedaría sin trabajo, sino de que había expirado un negocio que era como su casa.
“Fue muy fuerte para mí y mis compañeros, y ni hablar, para los dueños, el atravesar por un duelo tan difícil. “El Covid también ha matado a muchos negocios. A nosotros nos llevó nuestro sustento y sabemos que hay muchos que están agonizando, porque esto no lo aguanta nadie con un toque de queda que mucha gente viola, y un virus que parece que vino para quedarse”. Al emitir su opinión, dejó saber que hoy está trabajando independiente, aunque sea para hacer el dinero del colegio de su hijo. La comida la provee su esposo.
Retroceso después del éxito
Anny Aquino y Johanny Pérez decidieron subirse en el tren del emprendimiento. Juntas crearon en el año 2015 la tienda Dresses in a Closet para venta y alquiler de vestidos de gala. El éxito era tal que, el proyecto que comenzó en la Zona Oriental, se expandió hasta Bella Vista. En cada sucursal tenían dos empleadas.
Todo iba muy bien y con aspiraciones de que les fuera mejor. Ambas esperaban un 2020 de avance y de progreso para fortalecer su marca. No imaginaron que la entrada del Covid-19 al país cambiaría sus expectativas de éxito. Contrario a sus proyecciones, el retroceso se impuso. Tuvieron que volver a: “posición anterior”. Hoy solo están en el Ensanche Ozama y con una sola empleada.
“Al mes de iniciar la pandemia cerramos la sucursal de Bella Vista, ya que los eventos estaban totalmente prohibidos y no podíamos pagar dos espacios comerciales sin generar ingresos. Hemos tenido que ofrecer otros servicios y productos como vender ropa interior, pijamas, y otras prendas de vestir a un precio básicamente regalados y poner muchas ofertas en los alquileres”, cuenta Anny Aquino un tanto decepcionada por la situación.
No han recibido ningún tipo de ayuda. “Nosotras hemos tenido que diversificar nuestra oferta, que cambiar la característica de nuestro negocio para que no muera. Nadie nos ha extendido la mano para que no nos caigamos en estos momentos de tanta crisis económica”. La cita es Johanny Pérez, quien pese al “diagnóstico reservado” de su tienda, mantiene la esperanza de resurgir.
Otro drama
También hay marcas de renombre que han cerrado las puertas de algunas de sus sucursales, lo cual refleja una disminución en sus ingresos, y una reducción de su personal. Bondelic es una de ellas. Cerró su local en la avenida Sarasota y solo funciona en la del ensanche Julieta. La gente de Mitre se fue por la fusión. Decidió juntarse con Bottega Fratelli, restaurante también de su propiedad.