Por Logan Jiménez
La Dirección General de Comunicación de la Presidencia bajo la dirección de Roberto Rodríguez Marchena ha dado cátedras de cómo se hace una administración eficiente, con calidad y sobre todo humana.
Cientos de comunicadores, periodistas, blogueros, locutores, productores, y trabajadores de la prensa, han sido beneficiados con las pautas publicitarias que antes eran dirigidas a las grandes empresas y emporios de la comunicación.
Roberto Rodríguez, caracterizado por ser una persona abierta, con deseo de trabajar para la democratización de la comunicación en el Palacio Nacional, abrió las puertas de la casa de gobierno con el apoyo del ministro administrativo de la presidencia José Ramón Peralta, y sobre todo del propio presidente de la República, Danilo Medina Sánchez.
Diversos padres de familias, que se dedican al trabajo de informar las noticias no importando que sean buenas o malas y poseen sus propios medios de comunicación, pueden contar cada mes con el pago de una factura cancelada por DICOM.
La visión que tiene ese funcionario del gobierno, es ayudar a que los comunicadores sean emprendedores y autosuficientes, con la determinación de mejorar su economía.
Entre los muchos cambios que se han generado en el Palacio Nacional, es la modernización de la sala de prensa que utilizan los comunicadores.
Se puede observar la tecnología de punta, con ordenadores de alta calidad, internet de velocidad avanzada, impresora, teléfonos, neveras de agua, solo con la misión de darle un ambiente y espacio acogedor a los difusores que hacen un trabajo para el sostenimiento de la democracia en el país.
Cabe destacar que en el año 2012 los comunicadores y el país por mandato del primer mandatario de la nación ahora tienen un veredero aliado del gobierno, se puede decir abiertamente que Marchena hizo y está haciendo una verdadera Revolución comunicacional.
Cada vez que le entran los recursos económicos a la DICOM, Marchena de inmediato autoriza el pago de lo pendiente, y gestiona las nuevas colocaciones.
La DICOM se puede tomar de modelo para que otros organismos del estado puedan considerar que la comunicación hay que diversificarla a todos los sectores económicos.