La Dirección General de Comunicación
anunció hoy que en poco tiempo el cacao de Altamira, trabajado y procesado por
las mujeres emprendedoras del Centro de Madres Ana Idalia Navarro será
exportado hacia Canadá, bajo su propia marca: “Choco Lala”.
El presidente Medina cumplió con la
promesa que les hizo en la campaña electoral.
En el video y la
nota titulados: “De la mata a la taza”,
(bit.ly/1jYyE5J) difundidos hoy por la DICOM, Margaret Beltrán, productora del Cacao cuenta
que desde sus ancestros el trabajo con el chocolate era el sustento familiar,
soñaban con tener una fabrica, no tenían la estructura ni el potencial
económico y empezaron a tocar puertas.
Durante la campaña electoral, narra
Margaret, el presidente Danilo Medina les visitó, y se comprometió apoyarlas
tan pronto llegara a la presidencia.
Lo dijo y lo hizo
11 meses han pasado de la visita que
el presidente Danilo Medina les hizo en abril el año pasado donde proclamó
sentirse impresionado con el trabajo que hacían y les aseguró el apoyo del
gobierno con créditos a baja tasa de interés y con un año de gracia.
Ese domingo Danilo Medina les dijo:
“Por eso las voy a ayudar, porque quiero que ustedes se conviertan en
empresarias”, proclamó Medina.
Gracias al apoyo que recibieron del
presidente Danilo Medina en el proceso de industrialización han pasado de ser
amas de casa y domésticas a convertirse en empresarias.
Poca espuma y mucho chocolate, de la
mata a la taza
El sueño ancestral de tener una
fabrica comenzó a construirse con el apoyo del FEDA (Fondo Especial para el
Desarrollo Agropecuario) con financiamiento al 5% y un año de gracia para
pagar.
Equipos necesarios y una
insfraestructura espectacular
Lo primero fue construir una
"infraestructura espectacular". Inmediatamente hacerse de las
maquinarias: tostador, descascaradora, molino y vibradora.
Y fajarse a trabajar.
Pronto estarán exportando a Canadá
bajo su marca Choco Lala (poca espuma y mucho chocolate).
"Ahora somos dueñas", dice
Nelfry García.
Liberadas de ser domesticas
Y lo mejor de todo es que la fábrica,
el apoyo del gobierno liberó a muchas de estas mujeres de ser domésticas en
Santiago y Puerto Plata. "Me trasladaba a trabajar a casas de familia,
cuenta una de ellas. Ahora no lo hago".
"Yo me río con la muela de
atrás, dice Margaret muerta de la risa.