'El Sol' estaba sumido en una depresión tan fuerte que vio en beber la salida rápida para dormir sus emociones.
La temporada 3 de Luis Miguel, la serie, ha dejado algo muy claro: en 2017, Micky lidiaba con sus problemas económicos y personales a través del consumo de alcohol.
En las escenas que corresponden a esa línea de tiempo vemos siempre a un Luis Miguel, de 47 años, con varios kilos de más, deprimido, vulnerable y que, sin importar si es de día o de noche, consume alcohol al por mayor: vinos, champañas, licores. El cantante ve en la bebida un consuelo a todo los problemas que tenía.
En esa época, que sus biógrafos Javier León Herrera y Juan Manuel Navarro, en Oro de rey, describen como el "trienio horribilis", Luis Miguel enfrentaba un distanciamiento con su hija, deudas, demandas, conciertos cancelados y hasta un citatorio para presentarse ante un juez de Los Ángeles.
"El tercer año de ese negro trienio fue el más crítico y caótico. Si bien desde finales del anterior ya el plan de ayuda y rescate se había puesto en marcha para evitar el hundimiento total. En 2017 confluyeron todos los conflictos justo en el momento que ya se empezaba a trabajar en la serie de televisión de su vida, punta de lanza del plan de rescate. Luis Miguel estaba completamente arruinado y tenía varias frentes abiertos, todos ellos muy gruesos", aseguran Javier y Juan.
Esta biografía recuerda cómo durante la gira, Luis Miguel empezó a dar signos de que las cosas no iban bien, como en 2011, que llegó dos horas y media tarde a un concierto que debía dar en Oaxaca. "Finalmente llegó, pero en evidente estado de embriaguez. Entró directo del coche al escenario, bajó descompuesto con el traje y la corbata desarreglados…".
El texto también retoma una publicación del periodista español Manuel Román, quien aseguró en 2017: "Sus más cercanos lo encuentran deprimido, sin querer recibir a sus amigos, sin atender razones ni consejos, sumido en una situación sin salida que él resuelve a base de alcohol y cocaína. Las drogas lo están matando lentamente, al tiempo que su reputación artística pierde enteros a velocidades supersónicas...".
Oro de rey habla de otra adicción que no menciona la serie: las pastillas. "Cantar, cantar y cantar era el único alivio para su alma contra la depresión y para su economía, que incomprensiblemente seguía dando motivos de preocupación, empezó a perder dinero a raudales… Su manager y su esposa mostraban preocupación por los síntomas depresivos que observaban en el artista, que se hizo adicto a las pastillas para dormir, y siempre usaba el mismo traje, despreocupado por su apariencia".
Pero gracias a los consejos médicos, fue que Luis Miguel sí quiso escuchar, y cuando sus complicaciones de salud eran evidentes (como sus problemas cardiacos y de sobrepeso) redujo drásticamente el consumo de alcohol.