Lejos quedaron los tiempos en que la empresa mexicana Televisa era una de las reinas del mundo del entretenimiento internacional, cuando su formula de novelas románticas salpicada de triángulos amorosos, mujeres lloronas y hombres ricos que se enamoran de mujeres pobres que la tenía en la cima a la par de un monopolio informativo.
La empresa se volcó en los últimos dos años y no ha podido salir adelante ni cotizando en la bolsa para el publico. En el segundo semestre de 2019 sigue en picada y en los últimos días, reportó ingresos por alrededor de 1,200 millones de dólares, 9% menos que en el mismo periodo del año anterior y mucho menos que en 2017, cuando la empresa reconoció sus complicaciones y Emilio Azcarra Jean, hijo del fundador, renunció a la dirección general.
La crisis económica se debe a la pérdida de audiencia, baja por venta de contenidos y a la apertura de las comunicaciones y opciones vía internet; las consecuencias: miles de despidos, de actrices, productores, comentaristas, periodistas, técnicos, administrativos y todo personal innecesario para su supervivencia.
La empresa reconoce públicamente ––a través de sus comunicados corporativos–– que tiene problemas con la publicidad. “Por el lado del sector privado que se ha diversificado” y, por parte de la publicidad gubernamental, porque el presidente Andrés Manuel López Obrador, quitó mucho del dinero que su predecesor, Enrique Peña, destinaba a la televisora. Esto último sin recocer.
Con una mirada a los contenidos, el analista financiero Alberto Aguilar, destacó que Televisa no se preparó para tiempos de competencia. “Mantiene una programación de baja calidad que hoy no responde a las exigencias de un amplio sector de la población, que tiene otras alternativas como el internet y la televisión de paga”.
En resumen, precisa: “lo tomó por sorpresa la generación millennial que ya no busca qué ver en la televisión sino en su computadora, teléfono y tablets”.
De acuerdo con información de reportes de la televisora, en 1997 sus tentáculos alcanzaban a130 países, se desenvolvían en más de una veintena de idiomas y tenía enganchado a un televidente en Estados Unidos (hispano) con 7,000 horas anuales; 13,000 en Europa y 25,000 en Asia, donde muchos aprendían español a través de las telenovelas.
Veinte años después, los creadores de aquella programación como Luis de Llano, Emilio Larrosa, Jorge Ortiz de Pinedo o Rosy Ocampo fueron relegados a proyectos productivos como independientes de la empresa. Otros clásicos, fueron cancelados como el certamen Nuestra Belleza o proyectos que en otros tiempos hubieran sido garantía de éxito como la versión moderna de la telenovela Mirada de Mujer o un documental con la vida de la actriz Silvia Pinal, madre de la polémica Alejandra Guzmán, entre otros.
En los últimos días, despidió al periodista colombiano Isaac Lee que llegó a la mexicana tras ocho años de buen nombre en Univisión. Televisa no ha dado detalles de la información divulgada en la prensa mexicana, donde se detalló que el ejecutivo “no dio el ancho” para sacar del “atolladero” a la televisora.
En abril pasado, las acciones en la bolsa de valores cayeron un 9%, tres puntos más abajo de las proyecciones de las casas de bolsas Actinver, Barclays, Citibanamex y Banorte que consensan para la empresa una de las más débiles utilidades de los últimos tiempos.
“Es difícil que una empresa del tamaño de Televisa desaparezca totalmente, pero sí está cerrando una etapa en donde era reina porque no tenía competencia y ahora tendrá que acoplarse a tener menos ingresos: es el fin de una Era”, advirtió el productor Luis de Llano.