LAS DROGAS ESTAN HACIENDO UN GRAN DAñO AL ARTE DOMINICANO
Echavarría insistió en que el daño que provoca las drogas es inmenso, y “eso deja mucho por donde cortar, porque se trata del patrocinio. No es verdad que con cinco fiestas diaria, que es imposible, se puede comprar una Hummer”, dijo.
Por otra parte, el reconocido artista atribuye a la falta de educación en los dominicanos, y que se traduce en la carencia de amor e identidad, el hecho de que sus artistas terminan en el abandono y la miseria, luego de una larga carrera de éxitos.
“No amamos nuestros artistas. La globalización ha hecho que los dominicanos amen, adoren e idolatren los artistas extranjeros. Contrario a Cuba, México y Brasil, que ya más no pueden amar sus artistas, se debe a la alta preparación que existe en esas naciones”, explicó Echavarría.
En ese sentido, culpó a los gobiernos por no ocuparse verdaderamente de la educación integral, cerrando el camino a lo que vendría después, que es el amar culturalmente los valores. “Si eso hubiera pasado los artistas no terminaran en la miseria, y fueran ídolos para los dominicanos”, sostuvo.
El líder de la Familia André entiende que con más educación, los artistas fueran ídolos y contaran con más apoyo del Estado dominicano, pero “los propios gobiernos no se han preocupado en enseñar a la población amar lo que es suyo”.
En cuanto a la calidad o no de la música actualmente, Echavarría expresó que ahora en las grabaciones incide mucho el chavacanerismo, porque lo principal es hacer dinero, sin tomar en cuenta lo artístico o no de la producción grabada.
Sin embargo, prefiere esperar que la historia saque, para luego ver lo que queda. Puso como ejemplo el reggueatón, del que entiende no ha salido ninguna esencia, y está desapareciendo del mercado.
“El merengue de calle tiene cosas buenas. Pero el merengue de nosotros actualmente está desaparecido, y en los mercados internacionales no existe, lo arropó la bachata. Fuera del país existe Juan Luís Guerra, pero no hace merengue”, manifestó.
Dijo que el reggueatón y el merengue de calle, expresiones de una clase socioeconómica, que habla a través de la música, son parte innegables de la educación dominicana, y que existen hasta chocar con el mercado internacional.
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