En Santiago, una ovación tras otra y dos horas y media de show del gran divo español.
Santiago. Ante un público que delirante esperó impaciente su actuación, el inmenso monstruo de la canción iberoamericana conquistó nueva vez el público de Santiago, a su paso por estas tierras, dentro de su tour para la celebración de sus cincuenta años en el arte.
El concierto, del “Ruiseñor de Linares”, quien hizo nueva vez gala de su capacidad histriónica y expresiva, de esa teatralidad de la que sólo él es dueño y señor en el escenario, fue celebrado en el Centro Español. Se inició con los versos de Antonio Machado, recogidos en los “Cantares” de Serrat.
La eterna estrella de los festivales de Benidorm y Eurovisión muestra que “sigue siendo aquel” cuando captura la atención de un público que le aplaude intensamente y de pie, no importa si al inicio, en medio, en el silencio o al final de cada canción.
Al fondo, un recuento gráfico de sus 50 años de éxitos, proyectados en tres pantallas, unas partes a capella y otras acompañado únicamente del argentino Juan Coacci, extraordinario pianista que, acústico, llena toda la esfera musical. Con una prodigiosa mano derecha y manejando hábilmente los tonos graves, emula el bajo con la izquierda.
De hecho él, Raphael, es ya un espectáculo, es un artista inmenso que llena el escenario con su voz y que hace uso de cualquier detalle de utilería para resultar genial. Posa y es aplaudido una y otra vez. En numerosas ocasiones recurrió a la técnica teatral del espejo, repitiendo las imágenes y poses de sus primeros años de gloria y de éxito que resumían las pantallas.
Ataviado con traje negro y camisa blanca, para luego cambiar a una camisa negra, con el buen humor que le caracteriza, el divo de España siguió con “La noche”, de Salvatore Adamo, “Somos”, “Mi gran noche”, “Cuando tú no estás”, “Desde aquel día”, “Digan lo que digan”, “Provocación”, “Cierro mis ojos”, “Qué nos importa”, “A mi manera”, “A que no”, “Yo sigo siendo aquel”, “Siempre estás diciendo que te vas”, “Estar enamorado es” y “Como han pasado los años”, esta a dúo con Rocío Dúrcal, gracias a la magia del video.
Claro que han pasado los años, pero el Diablo no es por diablo que sabe, es por viejo y él tiene un manejo magistral de la voz y conoces las debilidades y fortalezas. Las maneja a su antojo y las domina, como lo hace con el público que desde hace 50 años le sigue..
Siguieron temas como “Amor mío”. Posteriormente vino un segmento en homenaje a la gran América. Afloraron temas como “Llorona”, interpretada a capella, “Gracias a la vida”, su favorita desde hace seis años, luego de su delicado y superado estado de salud. Hubo espacio para los tangos “Nostalgia” y “Uno”. “Para volver a volver”, “Qué tal te va sin mí?”, “No puedo apartarte de mí”, “En carne viva” y una canción que canta con un bombín en las manos y a dúo con el pianista, conmemorativa a sus 50 años de carrera. Se suma “La fuerza del corazón”, éxito de Alejandro Sanz.
“Adoro”, de Manzanero; “Escándalo”, “Maravilloso corazón” y “Qué sabe nadie?” completan el concierto que luego de retirarse prosigue, por la ovación del público con los temas “Como yo te amo” y “Yo soy aquel”, para completar dos horas y media de concierto.
Poseedor de un disco de Uranio, logrado tras vender más de 50 millones de copias de la producción “Ayer, hoy y siempre”, un lujo que pocos artistas cuentan en su carrera profesional, Raphael es una estrella que se reinventa y mejora con el tiempo.
La contraparte del espectáculo estuvo a cargo de Fátima Franco, quien acompañada de piano y percusión, interpretó “Lía”, “Amada por la lluvia”, “Amnesia” y “Cenizas”.