Como toda leyenda, la figura de Juan Gabriel sigue cubierta por un velo de misterio y su muerte no es la excepción. Debido a que no hubo un funeral de cuerpo presente, ni fotos y la cremación del cuerpo fue casi inmediata, las suspicacias siguen a la orden del día, a más de un año de su deceso.
Los investigadores Juan Manuel Navarro y Javier León Herrera, han levantado una estela de polémica con la publicación del libro biográfico “Adiós Eterno, los últimos días del Divo“.
En el trabajo periodístico, Navarro y León Herrera, se acercaron a los detalles más minuciosos de las horas finales de Alberto Aguilar Valadez, nombre real del cantautor, así como a las primeras horas posteriores a su muerte.
La parte más álgida de la narración es cuando aseguran que Juan Gabriel no murió por un infarto como se dio a conocer. Según los autores, el “Divo” se ahogó con su propio vómito y pudo haberse salvado, de haber contado con el personal adecuado y capacitado a su alrededor.
“Hablamos con gente que estuvo en el crematorio y gente cercana que trabajó y convivió cerca de él en California y Las Vegas… Fuimos atando cabos”, dijo al programa Hoy, Navarro, corresponsal de Televisa.
El reportero recordó que previo a su muerte en California, el cantante sufrió un desvanecimiento tras un concierto en Las Vegas.
“Estuvo muy cerca de morir en Las Vegas, en aquel concierto que se puso muy malo, estuvo en coma inducido. Esa mañana en Los Ángeles dejó de respirar, empezó a toser, expulsar flemas, creemos que se ahogó con sus propias flemas, con sus propios vómitos”, expresó.
“Él se pudo salvar si hubiera tenido alguien cerca que lo pudiera ayudar, no queremos culpar a nadie, solo presentamos los hechos”, concluyó.
Los autores del libro intentaron contactar de manera infructuosa a Iván Aguilera, hijo, heredero universal y quien dispuso todas las acciones luego de la muerte de su padre.
“Quise hablar con Iván, le dije que estábamos haciendo un libro, pero nos dio largas y nunca respondió”, reveló.
Según el matutino, parte de las regalías serán usadas para hacer un museo del “Divo” en su amada Ciudad Juárez.
