Policías blancos mataron a ciudadanos negros indefensos en
intervenciones aisladas. Disturbios, arrestos, fuego, clamores
desesperados de justicia llegaron a las calles y se convirtieron en
noticia de primera plana. Luego desgarró la matanza en una iglesia
afroamericana. Fue crimen de odio. Sobrevino la indignación. Ahora
queman templos en Estados Unidos mientras el mundo de redes sociales
exige ley y orden.
En ese contexto, el multimillonario magnate de
bienes raíces Donald Trump enfrenta su más reciente escándalo tras decir
que los inmigrantes mexicanos son “violadores” y “asesinos”.
Hizo las declaraciones como parte de su recién anunciada candidatura
presidencial por el Partido Republicano, un sector político que trató de
frenar las movidas proinmigración de Barack Obama que luego terminaron
amparando a millones de indocumentados en EE.UU. Ahora, miembros del
mismo partido están preocupados por las palabras del empresario porque
temen perder más votos latinos, según reseñó CNN.
Y no queda ahí. Trump sigue defendiendo su
postura frente a un torbellino de críticas y molestia profunda. La
controversia vuelve a poner de relieve cómo hoy día -quizás más que
nunca- las expresiones y acciones racistas y xenofóbicas en la nación
tienen consecuencias trascendentales cuando alcanzan el ojo público.
¿El bufón favorito?
Quien no parece perder popularidad -para bien o para mal- es Trump.
Por un lado, muchas personas consideran que jamás
se convertirá en presidente. Por el otro lado, “está llamando a la
América que va a votar por él y que siente lo que él siente, aunque no
lo digan”, analiza Félix Jiménez, profesor de estudios culturales en la
Universidad del Sagrado Corazón.
Lo cierto es que su personalidad también lo ha
mantenido en los medios con el paso del tiempo. “Decide no editar lo que
piensa. Siempre ha sido uno de los payasos preferidos de la prensa
estadounidense y ha logrado convertirse, desde los años 80, en un ícono,
pase lo que le pase. Ha sido el conquistador que nadie entiende por qué
conquistó. Su nombre es un brand (marca)”, expone Jiménez.
Mientras empresas y medios cortan vínculos con
Trump, el magnate no da indicios de terminar en la pobreza. Hay quienes
apuestan a la probabilidad de que, cuando se enfríe esta polémica, el
famoso regrese eventualmente con un nuevo reality show. Y la realidad es
que algunos reirán con él y muchos se reirán de él. A otros, les
parecerá nada gracioso.