A Joaquín Guzmán Loera de 58 años, la vida se encargó de pasarle la factura de los excesos, malos hábitos, el gusto por las mujeres y las fiestas.
La salud del narcotraficante quien se escapó el pasado sábado del
Penal de Máxima Seguridad del Altiplano vive aquejado por dos
enfermedades, al grado de requerir atención médica continua.
La hipertensión y la diabetes son las enfermedades que según
documentos elaborados por el gabinete de seguridad dio a conocer a poco
más de un mes de haber sido detenido en febrero del año pasado.
De acuerdo con la fmdiabetes.org,
su detención se dio gracias a una conversación interceptada en radios
con frecuencia UHF, entre grupos de narcotraficantes de Guadalajara, en
donde se dijo que el capo habría sido ingresado, víctima de un paro
cardíaco a un hospital de Jalisco.
Inclusive, el narcotraficante antes de fugarse el pasado sábado del
Penal de Máxima Seguridad del Altiplano, esperó a que fuera medicado y
después aplicó la huida.