Durante años, la felicitación navideña de los reyes no tenía mayor
trascendencia que la de felicitar a los españoles.
No se buscaban
señales subliminales más allá de la simple imagen mostrada. Como esta
vez la Familia Real se encuentra inmersa en una situación complicada, la
reina ha elegido una temática tierna para dicha felicitación; una que
no dé lugar a ninguna posible doble lectura. O al menos eso es lo
esperable.
Si no hay cambios estructurales o dos tipos de felicitaciones
distintas, los representantes políticos, empresariales, culturales y
sociales de España recibirán este año la imagen de un burrito con los consabidos deseos de felicidad y paz por parte de Zarzuela.
El hecho de haber elegido a este animal tiene que ver con el apoyo que doña Sofía ha mostrado a las asociaciones que los protegen,
ya que están en peligro de extinción. Hace unos años, por ejemplo, la
reina amadrinó a Lluvia en Rute (Córdoba). Se trataba del hijo de un
asno propiedad de Camilo José Cela y la consorte no reparó a la hora de
acariciarlo con mucho cariño. Es un ejemplo más del afecto que siente
por los animales.
Los ‘christmas’ de la polémica
Al
contrario que la puesta en escena del mensaje televisivo del Jefe del
estado la noche del veinticuatro, donde cada objeto que aparece junto al
real protagonista tiene un significado y se analiza con lupa, el
‘christmas’ proveniente de Zarzuela ha dado que hablar en muy contadas
ocasiones.
Hasta hace más bien poco, no había problemas mientras el
príncipe y las infantas siguiesen viviendo en Zarzuela. Una vez que
abandonaron el nido familiar, cada uno se organizó su postal. Los reyes,
por tanto, tuvieron que hacer la suya en solitario.
Fue
entonces cuando llegaron las complicaciones y la controversia. Una de
las más llamativas tuvo que ver con una imagen del palacio de la
Zarzuela, nevado y cerrado a cal y canto. No había en la imagen ni una
luz ni una bombilla que iluminasen la escena. Hubo chistes sobre la instantánea; incluso frases que la acompañaban como “cerrado por vacaciones”.