La expareja formada por Julio Iglesias e Isabel Preysler despertó la
memoria de muchos esta semana al verles juntos en la boda de su hijo
Julio José Iglesias con la modelo Charisse Varheart. Los recuerdos
fueron demasiados para las personas que los vieron juntos de nuevo. Uno
de esos recuerdos, por ejemplo, el de una noche de 1974. Entonces
Julio Iglesias, Preysler, el road manager José Alberto Echevarría y la
cantautora Cecilia, amiga de Iglesias, cenaban en Marbella para ver una
actuación de Liza Minelli. Aquella noche no dejaron de dedicarse carantoñas, según cuenta a Vanitatis un amigo de la pareja por aquel entonces y otro testigo de aquella cena inolvidable.
“Se
notaba en los gestos que hacían que, tanto para él como para ella, eran
el amor de sus respectivas vidas, pero poco a poco todo se fue yendo a
la porra” asegura. Y es que, aquella noche de concierto y cena, estaba
ya sembrada la semilla que acabaría separándoles. Julio empezaba su
meteórica carrera hacia el estrellato y ya era conocido
internacionalmente. Ella comenzaba a hartarse de las prolongadas ausencias de su marido, las mismas que él parecía justificar años más tarde en la canción Me olvidé de vivir.
“Isabel
comenzó a salir más cuando se dio cuenta de que su marido nunca estaba
para ella ni para sus hijos. Hay que tener en cuenta que Julio viajaba continuamente por todo el mundo y yo creo que ella se hartó de que descuidase a sus hijos” afirma este amigo de Iglesias que prefiere no ser identi0ficado.
Todo
empezó como un cuento de hadas. En una fiesta organizada por los Terry
se conocieron, a principios de los años 70, el entonces exfutbolista
Julio Iglesias e Isabel Preysler, hija de una buena familia de Manila y
estudiante de Secretariado Internacional. El noviazgo que empezó aquella
noche acabó desembocando en una boda celebrada por todo lo alto el 29
de enero de 1971. Aquel día, en la iglesia de Illescas en Toledo. Cuando
se fueron de luna de miel a Gran canaria todo era felicidad. Él tenía
reciente su éxito en Benidorm con La vida sigue igual y ella se acostumbraba a un estilo de vida que, aunque nuevo, era muy atractivo.
Justamente
por eso, los niños no tardaron en llegar. La primera fue Chábeli ese
mismo 1971 y después llegaron Julio José en 1973 y Enrique en 1975.
Iglesias cantaba Por el amor de una mujer o Dicen y
también comenzaba a vender reportajes a las revistas del corazón. “Los
niños estaban acostumbrados a que las cámaras entrasen y saliesen de su
casa para hacer reportajes fotográficos.
Yo creo que supieron que eran famosos desde que eran muy niños.
También al preguntar por la profesión de su padre”, asegura este amigo
de la familia que cuenta cómo Enrique preguntaba continuamente a su
madre a qué país había ido de viaje su padre.
Fue también en esa época cuando Carmen Martínez Bordiú se convirtió en una íntima de Preysler y
en uno de sus apoyos ante las prolongadas ausencias de su marido.
Preysler se ‘soltó la melena’. Al fin y al cabo, seguía siendo una chica
atractiva que había contraído matrimonio con el cantante más famoso de
España con apenas 19 años. Ese fue el principio del fin.
El divorcio llegó en 1978
y según los allegados a la pareja, Julio no dejó de arrepentirse de
haber pasado tanto tiempo fuera de su casa. Incluso al llevarse a sus
hijos a Miami, a principios de los 80 y a causa del secuestro que sufrió
su padre, el doctor Iglesias Puga, no dejó de sentirse culpable. Ella
siguió su vida con el marqués de Griñón, con el que se casó y con el que
tan solo estuvo cinco años.