La película carecía de cualquier rigor histórico, pero se convirtió en un fenómeno de la cultura pop gracias a la pequeña prenda con la que Raquel Welch lució su figura.”¡El primer bikini de la humanidad!”, anunciaba una de las frases para publicitar One Million Years B.C. (Hace un millón de años).
El póster de la película con Welch en su máximo esplendor se vendió por millones.
No importaba que la producción pusiera en un mismo (e imposible) escenario a hombres del paleolítico junto a dinosaurios, o que Welch apenas tuviera tres líneas de diálogos. Fue aquella pequeña prenda de piel la que se llevó toda la atención.
Era 1966 y Welch -nacida el 5 de septiembre de 1940- era ya madre de una niña y un niño. También se había divorciado de su primer esposo, de quien adoptó el apellido que le dio fama.
Su sensual imagen en "One Million Years B.C."
Aunque tenía trabajos previos, incluso junto a Elvis Presley, aquella película le dio fama y el estatus de “sex symbol” que jamás la abandonaría, no sin algunos prejuicios a su alrededor.
En su libro biográfico Raquel: beyond the cleavage, la actriz reconoció que aun cuando no estaba del todo cómoda con la etiqueta, tampoco pensó en oponerse a la imagen de “sex symbol” en la que de súbito quedó encasillada.
“Estaba feliz de haber irrumpido para poder tener mi carrera, pero al mismo tiempo era como: ‘Esta no soy yo. Pero esto es lo que tengo que hacer porque este es mi boleto’. No estaba en condiciones de decir simplemente: ‘Oh, no, espera un minuto. Lo entendiste todo mal. Me gustaría hacer Shakespeare. Sentí que me estaban manipulando y las cosas se movían sin mi consentimiento, pero también estaba tratando de calcular, porque no soy estúpida”.




:quality(85)//cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/FLSRKXSGHNGLXLKBYIPVSG4SYE.jpg)






:quality(85)//cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/Y6BCHH4YOZAJZDT2QSTFOWWT6M.jpg)








