Game of Thrones es una serie que nos ha sorprendido más de una vez con sus giros y muertes inesperadas. Una de las grandes diferencias con otras series importantes es su capacidad para eliminar a los personajes sin tentarse el corazón. En favor de la trama y no de lo que el público desee.
Personajes principales, queridos, odiados y amados han pasado a mejor vida a lo largo de siete temporadas. Y se espera que el cierre incluya muchas más, con la inevitable batalla entre white walkers (los caminantes blancos) y el mundo de los humanos.
La serie, basada en los libros de George R.R. Martin, vuelve por última vez con su octava temporada el domingo 14 de abril con seis episodios de larga duración. Pero, antes del final y de la batalla entre vivos y muertos, un repaso por las muertes más representativas:
Ned Stark
La muerte que empujó a Juego de Tronos a su madurez. El jefe de la familia Stark llegó a King's Landing (Desembarco del Rey) para ayudar al entonces Rey –y su mejor amigo– Robert Baratheon a gobernar un reino cada vez más convulso. Pero, después de ser traicionado y de revelar el complot de los Lannister para tomar el trono por la fuerza, fue encarcelado.
En el noveno episodio de la primera temporada , juzgado frente al pueblo de la capital, el mayor de los Stark es condenado por el rey Joffrey a ser decapitado por ser "traidor". La caída del personaje principal hasta entonces, con el mayor número de minutos en pantalla con mucha ventaja sobre el segundo, causó un cisma. A partir de entonces, nadie tenía certezas de seguir vivo en Westeros (Poniente).