Foto: edlpfotos zaira cortes
Nueva York — Un título universitario
en psicología de la educación no le valió un sueldo digno en su natal
Cuenca, hecho que obligó a Pedro Auquilla a emigrar,
confiado en que sus habilidades profesionales le garantizarían un futuro
prometedor. Sin embargo, el maestro no logró lo que anhelaba en la Gran
Manzana.
El viaje en barco hasta Guatemala y cruzar la frontera
mexicana resultó ser el menos costoso de los desafíos para Auquilla
(50), un graduado de la Universidad del Azuay y maestro por una década
en escuelas vocacionales de Ecuador."Cambié la tiza y los libros
por el martillo y el clavo. No tener un estatus legal migratorio fue el
primer impedimento para ejercer mi profesión", comentó el jornalero, uno
de los fundadores del centro de trabajadores de Bay Parkway, Brooklyn.
El maestro Pedro,
como lo conocen en el negocio de la construcción, expresó que las
barreras del idioma, los costosos créditos para revalidar su
licenciatura y una familia que necesita de sus remesas, se sumaron a las
barreras que frenaron su deseo a volver a las aulas."Es
verdad que gano más como jornalero en Nueva York que como profesional
en mi país, pero es frustrante no poder ejercer", dijo.Ligia Guallpa, directora del Proyecto de Justicia Laboral, indicó que son muchos los trabajadores por día que no ejercen su profesión por condiciones similares a las de Auquilla.