SANTO DOMINGO.-El fallecimiento del arquitecto y urbanista Emilio José
Brea García ha conmovido profundamente a los profesionales de la
arquitectura del país, quienes consideran que fue un profesional y un
ser humano excepcional, crítico y combativo y, sobre todo, preocupado
por la nación dominicana y su gente.
Fuente diariolibre.com
Los restos mortales de Brea García, quien falleció a las 11:30 de la manana de este viernes en Cedimat, permanecen desde hoy a las 6:00 de la tarde en una de las capillas de la Funeraria Blandino, en la avenida Abraham Lincoln. El entierro fue anunciado para las 4:00 de la tarde de mañana sábado, en el cementerio de la Máximo Gómez.
Brea García, a quien le sobreviven su hijo Andrés Brea y su hermana Teresa García, falleció a los 63 años de edad de un paro cardíaco. En 2011 fue sometido a un cateterismo coronario en el extranjero, donde se le sustituyó una de las válvulas del corazón.
Hasta su fallecimiento, el reconocido arquitecto fue colaborador de la revista Hábitat, del Grupo Omnimedia, donde publicaba la página "Texto Gráfico". También escribía la columna Estriada, en el periódico digital Acento.
Opiniones de sus colegas
José Tomás Lithgow Contreras, quien escribió el prólogo de la última obra publica por Brea García, "El último monumento", lo define como "profesor de generaciones, incisivo comunicador, francomacorisano orgulloso, Quijote intelectual, formador de jóvenes arquitectos, dueño de una erudición envidiable".
Mientras que el arquitecto Omar Rancier, decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la UNPHU, opina que con la muerte de este profesional dominicano se ha perdido a un gran pensador de la arquitectura de la ciudad, "a un crítico certero y mordaz, que nunca claudicó".
Rancier sostiene que Brea García pudo demostrar que poniendo los principios por delante se puede hacer una carrera y que sus aportes a la arquitectura dominicana están a la vista, como son las obras escritas, entre las que citó "Arquitectura Popular Dominicana" y "El último monumento", una minuciosa investigación sobre el Faro a Colón. Sus innumerables artículos en la prensa nacional, señala, fueron alimento para los jóvenes arquitectos.
Edda Grullón, directora de Patrimonio Monumental, considera que "Emilio fue un amigo especial, querido y entrañable. Un arquitecto con mucha chispa, un talentoso escritor de gran agudeza mental. Siempre preocupado por los problemas del país, supo decir las cosas con mucha fuerza y convicción".
Los restos mortales de Brea García, quien falleció a las 11:30 de la manana de este viernes en Cedimat, permanecen desde hoy a las 6:00 de la tarde en una de las capillas de la Funeraria Blandino, en la avenida Abraham Lincoln. El entierro fue anunciado para las 4:00 de la tarde de mañana sábado, en el cementerio de la Máximo Gómez.
Brea García, a quien le sobreviven su hijo Andrés Brea y su hermana Teresa García, falleció a los 63 años de edad de un paro cardíaco. En 2011 fue sometido a un cateterismo coronario en el extranjero, donde se le sustituyó una de las válvulas del corazón.
Hasta su fallecimiento, el reconocido arquitecto fue colaborador de la revista Hábitat, del Grupo Omnimedia, donde publicaba la página "Texto Gráfico". También escribía la columna Estriada, en el periódico digital Acento.
Opiniones de sus colegas
José Tomás Lithgow Contreras, quien escribió el prólogo de la última obra publica por Brea García, "El último monumento", lo define como "profesor de generaciones, incisivo comunicador, francomacorisano orgulloso, Quijote intelectual, formador de jóvenes arquitectos, dueño de una erudición envidiable".
Mientras que el arquitecto Omar Rancier, decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la UNPHU, opina que con la muerte de este profesional dominicano se ha perdido a un gran pensador de la arquitectura de la ciudad, "a un crítico certero y mordaz, que nunca claudicó".
Rancier sostiene que Brea García pudo demostrar que poniendo los principios por delante se puede hacer una carrera y que sus aportes a la arquitectura dominicana están a la vista, como son las obras escritas, entre las que citó "Arquitectura Popular Dominicana" y "El último monumento", una minuciosa investigación sobre el Faro a Colón. Sus innumerables artículos en la prensa nacional, señala, fueron alimento para los jóvenes arquitectos.
Edda Grullón, directora de Patrimonio Monumental, considera que "Emilio fue un amigo especial, querido y entrañable. Un arquitecto con mucha chispa, un talentoso escritor de gran agudeza mental. Siempre preocupado por los problemas del país, supo decir las cosas con mucha fuerza y convicción".