El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante una reunión virtual con la directora de FEMA, Deanne Criswell, y gobernadores y alcaldes de las áreas afectadas por el huracán Ida, en el auditorio South Court de la Casa Blanca, el 30 de agosto de 2021, en Washington.
Con los últimos aviones de carga estadounidenses sobrevolando lo picos del Hindú Kush, el presidente Joe Biden cumplía su promesa electoral de poner fin a la guerra más larga librada nunca por Estados Unidos, una que no pudo ganar.
Pero mientras la guerra terminaba con una caótica y sangrienta evacuación que dejó varados a cientos de ciudadanos estadounidenses y a miles de afganos que habían colaborado con su ejército, el presidente estuvo visiblemente al margen. Delegó en un comandante de alto rango y en su secretario de Estado la tarea de informar a los estadounidenses de los últimos momentos de un conflicto que acabó con una rotunda derrota estadounidense.
Biden, por su parte, elogió en una declaración escrita a los soldados que supervisaron la evacuación aérea de más de 120.000 afganos, ciudadanos estadounidenses y aliados por su “incomparable valor, profesionalidad y determinación”. Y apuntó que tendrá más que decir el martes.