Esta es la historia real de una persona que amó cuanto pudo, que amó todo el tiempo: a su pasado como cantante, a su familia, a tres hombres. Una persona a la que la vida le fue poniendo obstáculos todo el tiempo, obstáculos que la llevaron a la locura. Y no se trata de una metáfora.
«Mucho se habló sobre mi madre. Lamentablemente, casi todo lo que se dice es mentira. Y por respeto a ella, a su historia, es necesario que se sepa la verdad de los hechos». Así comienza su relato Blanca Leticia Suárez Méndez. Es hija de Rebeca Méndez Jiménez, que el grupo Maná inmortalizó en la canción «En el muelle de San Blas».
La leyenda habla de un marinero llamado Manuel. También de una tormenta bautizada Priscilla que pudo haber causado su muerte. Y de una mujer que en vano esperó toda su vida el regreso de ese marinero. De hecho, así es como lo cuenta el guía de turistas de El Fuerte de la Contaduría, en el puerto de San Blas, en el estado mexicano de Nayarit.
«Mi madre nació en Guadalajara, en 1943», inicia su relato Blanca, para luego recrear lo que sería una vida de frustraciones y de esperanzas. «Ella cantaba muy bonito y llegó a tener fama y a ganar dinero», destaca su hija. En aquellos años Rebeca se enamoró. «Quedó embarazada de mí -dice Blanca-, y no la dejaron casarse con mi padre, temiendo que abandone su carrera. La violencia con la que alejaron de ese hombre fue desesperante para mi madre. Incluso, para protegerlo, la familia de mi padre lo envió al extranjero. Eso la llevó a la locura».