Habría que determinar con un psiquiatra qué podía
estar pasando por la brillante cabeza -así, en sentido literal-, del
exministro Temístocles Montás cuando llegó a la cárcel de Najayo
haciendo la V con los dedos índice y mayor de la mano derecha y con una
sonrisa de oreja a oreja simulando una felicidad impropia de su
condición de preso con tan grave acusación...
... A menos, como dicen algunos socarronamente en las inefables redes
sociales, que el ex ministro se haya confundido de cárcel pensando que
llegaba a La Victoria y no a Najayo, algo muy improbable tomando en
cuenta que él, Temo, es de San Cristóbal y de muchacho maroteó mucho en
esas tierras que entonces pertenecían a la Hacienda Fundación, propiedad
de Trujillo. Un análisis gestual de Temo al llegar a Najayo -a partir
de una sonrisa que parecía más de nervios que de alegría-, también podía
indicar la incredulidad de una realidad que para él constituye una
pesadilla, tomando en cuenta que es el primer político en la historia
republicana que pasa de su despacho ministerial a la cárcel acusado de
corrupción.
Una tercera posibilidad sería su actitud de desprecio por el
sistema de Justicia que lo remitió a prisión preventiva por un período
de seis meses con posibilidad de que tenga que pasar una larga temporada
tras las rejas si es hallado culpable de los cargos que le atribuye la
Procuraduría General de la República de recibir sobornos por obras
sobrevaluadas en perjuicio del Estado al que le servía, lo que le
adiciona el cargo de prevaricación.