Los liderazgos, en el orden político, no se forjan, se desarrollan o preservan en base a la confrontación perenne, al forcejeo, al chantaje o a la pretensión caprichosa de concesiones graciosas e inmerecidas.
Por JOSE ARIEL
Mucho menos al pandillerismo callejero e irracional. Eso lo sabe muy bien, o debe saberlo el ex-presidente Leonel Fernández, quien está obsesionado en ganar la candidatura presidencial, bajo insolita presión social, en vez de conquistarla, como lo logran los buenos generales y los líderes nobles y sensatos, en la catedral de la institucionalidad, que en este caso lo encarna la Asamblea Nacional Revisora.
Su lucha es ciega y sin sentido, arropada de arriba a abajo de egoísmo y negación de la disensión y el respeto de la voluntad de la mayoría. Por eso, una significativa mayoría del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana, le ha llamado la atención, le ha regañado, como se hace un niño malcriado, instandole a que traslade su lucha al cuerpo y al corazón del de la Asamblea Nacional Revisora, tal vez tiene suerte en sus pretensiones presidenciales. Es allí donde se deben medir las fuerzas, de forma sensata, decente.
En paz, en orden, y pensando en los mejores intereses de la nación.
Parece que al doctor Leonel Fernández se le terminar las lágrimas, por lo que ha comenzado a llorar temprano.
Si Fernández quiere realmente competir, que lo haga honorablemente, si pretender atajar, a la fuerza y sin razón al mejor líder y Presidente dominicano de todos los tiempos.
