El negocio de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera se extendía a varias partes del mundo, pero su mercado principal era Estados Unidos, donde siempre buscaba ampliar opciones de venta en ciudades como Nueva York.
Alex Cifuentes, uno de los excolaboradores más cercanos del presunto líder del Cártel de Sinaloa, contó que Nueva York era una plaza importante, a donde llegaba droga de Ecuador y México: cocaína, heroína y metanfetaminas (“ice”). Fue él quien contactó a Guzmán Loera con dos dominicanos para distribuir el producto en la Gran Manzana.
A finales de 2007, Antonio “Toño” y un sujeto apodado “La Serie” visitaron a “El Chapo” en uno de sus escondites en las montañas de Sinaloa, México, donde acordaron distribuir droga para él.
“Era un hombre de lentes, medio panzón, no alto”, dijo Alex Cifuentes en la corte cuando la fiscal Gina Parlovecchio le pidió describir a “Toño”, a quien Guzmán Loera preguntó “cuánta droga podía mover a la semana”.
Ambos dominicanos, por separado, acordaron en aquel entonces que pagarían a $40,000 dólares por kilo de cocaína y $44,000 por kilo de heroína blanca. El mexicano les pidió que enviaran el dinero en billetes de $100 y $50 dólares, quizá algunos de $20 dólares, pero pocos.
“A ‘La Serie’ ya lo conocía y fue a las montañas para presentárselo a Joaquín”, contó Alex Cifuentes. Este socio neoyorquino quería invertir su dinero desde Ecuador –de donde se importaba la droga– para obtener mejores ganancias.