Por Osvaldo Lagares[*]
Durante las últimas semanas, las perspectivas de riesgos sobre el crecimiento económico mundial se han acentuado, lo que ha motivado a que se redujeran las estimaciones de crecimiento para la economía mundial de 3.7% a 3.5% para 2019, destacándose una reducción en el crecimiento de las principales economías avanzadas, emergentes y en vías de desarrollo.
Estas reformas han puesto al país a la vanguardia en materia de políticas macroprudenciales. En ese orden, al igual que el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra, el Banco de España, el Banco de Brasil y la Reserva Federal de los Estados Unidos, entre otros, el Banco Central de la República Dominicana permanece atento y vigilante ante la reciente evolución de riesgos globales y los desbalances financieros locales e internacionales.
Actualmente, la República Dominicana cuenta con el marco teórico y normativo adecuado para poder afrontar los diversos riesgos que amenacen la estabilidad del sistema financiero dominicano, en la medida en que el entorno internacional incierto afecte las condiciones financieras locales, a los fines de implementar las políticas macroprudenciales que la Junta Monetaria, como autoridad macroprudencial competente, estime pertinente aplicar para salvaguardar no solo la estabilidad macroeconómica, sino la estabilidad del sistema financiero de la República Dominicana.
Entre los diversos riesgos globales, tales como la escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, se ha añadido el de una desaceleración derivada del cierre parcial del gobierno estadounidense, así como los procedentes de posibles aumentos en los precios internacionales del petróleo y alzas en las tasas de interés reales a largo plazo en los mercados financieros internacionales. De seguir profundizándose estos riesgos, los mismos podrían afectar negativamente el crecimiento económico mundial y la estabilidad del sistema financiero internacional.
En el contexto de una eventual desaceleración económica global, mayores restricciones al comercio internacional, y auge de políticas económicas populista en varios países, los déficit fiscales y comerciales de algunas de las principales economías avanzadas y emergentes podrían deteriorarse aún más, presionando los mercados de deuda y de divisas, aumentando las primas por riesgos de inversión, y generando volatilidades en los mercados financieros internaciones, a medida que los flujos de capitales se dirijan hacia aquellas economías que sean relativamente más estables macroeconómicamente.