"Poblar las redes de bobería parece inevitable, pero premiarlas me parece fatal"
¡Hay que entretenerse! ¡Lógico que hay que entretenerse! Pero también hay que ser profundos, reflexivos, cultos, que es lo que a fin de cuentas nos separa de los animales irracionales.
La transmisión televisiva la noche del miércoles de un nuevo premiecillo, da cuerda para pensar.
No me quiero referir al espectáculo en sí, ni a su puesta en escena para
televisión. Deseo referirme en esta ocasión al contenido en sí mismo de
unos premios que fueron una Oda a lo Trivial.
Lo insípido, lo anodino, lo insustancial, lo superficial, lo
intrascendente, lo vano y lo fútil se dieron cita para recibir los
reconocimientos, por escribir -no todos por supuesto- la mayoría de las
veces con faltas de ortografía, cualquier pendejada en 140 caracteres.
Había que ver ciertos rostros iluminados por la emoción, tras recibir un
pajarito azul por escribir boberías que elevan el ego a nivel de
cloacas.
De veras que esperé otro tipo de premios, sobre todo porque quienes
estaban involucrados en esto son personas que admiro por su buen hacer y
porque han ido creciendo en estos años con talento demostrado. Pero a
veces hay que hacer un alto y darse cuenta que el mundo cambia alrededor
de uno. Que no todo es estupidez y mediocridad.
Este es un país maravillosamente único, que necesita más responsabilidad
de parte de quienes tienen la posibilidad de tener cierta influencia
sobre la sociedad.
Hubiesen sido premios a tener en cuenta si se hubiesen dado por escribir
sin faltas de ortografía, por escribir cada cual más profundo en la
síntesis de 140 caracteres, por realizar críticas de espectáculos por
ejemplo, o por escribir poemas en esa escueta extensión.
Y hasta hubiese sido maravilloso otorgar el premio Augusto Monterroso,
quien escribió el cuento más corto del mundo, que dice así: “Cuando
despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Poblar las redes de bobería parece inevitable, pero premiarlas me parece fatal.
Hagamos una Oda a lo Profundo, un premio a la inteligencia, a la
cultura, a la maravilla que nos separa de los animales irracionales: el
pensamiento. #TwittAwards
Alfonso Quiñones Machado/ Diario Libre