Ellos son dos: Uno: que no se apea un saco y una corbata por
nada del mundo.
Otro; que sabe distinguir en donde va saco y corbata y
donde va camisa y jeans.
Uno: que viajaba a rastro con la silla presidencial la cual
en alguna ocasión hacía que le pasaran un alcohol especial antes de
sentarse. Otro; que se sienta en cualquier silla.
Uno: que donde había más de dos personas se disparaba un discurso. Otro; que prefiere conversar con la gente y oír su parecer.
Uno: que viajaba con 20 jeepetas para inaugurar cualquier letrina. Otro; viaja en 2 para ir a cualquier comarca del país.
Uno: que viajaba con parafernalia de más de 30 personas a cualquier país que visitaba. Otro; que viaja solamente con 4.
Uno: que a solo 10 días del último discurso pronunciado logra
la repulsa de toda la juventud y la clase media. Otro; que con su
habitual comportamiento logra poco a poco lo que el Uno no ha podido
lograr.
Uno: que no pierde tiempo para montarse en aviones privados cueste lo que cueste. Otro; que viaja vuelos comerciales.
Uno: que permite el robo y la corrupción. Otro; que trata por todos sus medios de no permitirla.
Uno: que es candil de la calle y oscuridad de su casa. Otro; que es luz y sal de su gente.
Uno: sueña con un New York Chiquito, Otro; sueña con Santo Domingo Grande.
Uno y Otro pertenecen a la misma casa pero son muy distintos.
Uno: tuvo doce años y Otro; Apenas cumple cuatro meses.
Uno: nunca mostró cariño y amor familiar y Otro que lo muestra en cualquier lugar.
El tiempo será el mejor aliado de Uno y de Otro, sin
ventajismos, esperemos sentados en la puerta de la casa para verlos
pasar triunfantes o derrotados por la vida.