Con ética y visión, José Antonio Santos promete transformar la Cámara de Cuentas en el bastión de la transparencia y el orgullo nacional que el país necesita.
Por: Pavel De Camps Vargas
En un momento crucial para la República Dominicana, donde la transparencia y el uso eficiente de los recursos públicos son una demanda inaplazable, José Antonio Santos Muñoz emerge como el líder con la integridad, la visión y la experiencia necesarias para transformar la Cámara de Cuentas en una institución ejemplar.
Su reciente exposición ante la Comisión de Diputados no fue solo una presentación formal, fue una declaración de principios, un plan de acción concreto y una demostración de que, cuando ética y capacidad se combinan, el cambio deja de ser un sueño y se convierte en realidad.
Una voz firme, un propósito claro
“La ética no puede ser un mero discurso, tiene que ser una forma de vida”. Con estas palabras, José Antonio Santos dejó claro que su candidatura no se basa en promesas vacías, sino en una trayectoria de vida donde la integridad y el compromiso han sido su norte.
Desde el primer momento, su mensaje fue directo: rescatar la confianza pública en la Cámara de Cuentas, convertirla en un órgano moderno, eficiente e independiente, capaz de velar con firmeza y transparencia por los bienes del Estado. Santos no solo habla de valores, los ha vivido. La anécdota de su renuncia a un puesto judicial en 1998 para evitar un conflicto ético no sólo conmueve, inspira. En un mundo donde la ética suele ser sacrificada por intereses personales, su ejemplo nos recuerda que la honestidad y el honor sí tienen un lugar en la gestión pública.