La eterna batalla de la oposición dominicana es crear una fuerza política capaz de desplazar el partido de turno, sin embargo cuatrienio tras cuatrienio vemos cómo esa oposición, que manifiesta la intención de desplazar al gobernante, es incapaz de cohesionarse y nuclearse en una estructura monolítica opositora que reúna a los principales líderes de la oposición y se establezca un plan de crecimiento e integración de las fuerzas vivas de la nación integrando gremios, asociaciones, organizaciones cívicas y sociales para construir una gran fuerza real capaz de una confrontación electoral que logre como objetivo final la conquista del poder ejecutivo.
Mariano Abreu
Consultor de Imagen Pública
Pero no, lo precedentemente expuesto no es mas que una utopía, una triste quimera, lo cual no son capaces lograr nuestras políticos o “líderes” de la oposición fruto de su miopía política y su pobre inteligencia social, todos quieren ser los que encabecen la alianza, y es que reconozco que no es solo los históricos opositores también los nuevos opositores entienden que ellos deben encabezarla, ahí radica el problema principal: El ego del líder, todos quieren ser los lideres ninguno, ni por edad, ni por un evidente anquilosamiento quieren ceder, incluso amparado en la máxima: “El poder no se cede”; lo que al parecer nadie le ha dicho es que lo que tienen no se llama poder se llama necedad, pues tienen muchos de ellos tanto tiempo queriendo ser presidente que olvidan que lo primero que deben ser es líder y el líder debe tener la capacidad de entender cuando llegó su momento de delegar.
Con sobrada razón decía Charles De Gaulle, cito: “He llegado a la conclusión que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”, y me parece que nuestros políticos le están dando la razón a De Gaulle, se la dan cuando en lugar de compactar sus propias organizaciones lo que han hecho es fragmentarse, cuando en lugar de representarnos en el congreso se representan a ellos mismos y se venden al mejor postor, bien lo decía Winston Churchill, cito: “Un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable” y de esos buenos políticos está lleno nuestro congreso, lleno de diputados y senadores corruptos que amparado en sus propios intereses han sido capaces de hipotecar nuestras generaciones futuras con su festival de aprobaciones de préstamos sin precedentes en la historia de nuestra amada República Dominicana, lleno de esos “honorables” que traicionan a los mismos partidos que lo llevaron a ocupar esa curul, hombres y mujeres sin concepto, sin dignidad, sin temor a Dios.