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lunes, 29 de julio de 2013

La Banca Pierde....y se rie o el lavado en el entretenimiento..

Por Severo Rivera
Santo Domingo.-Cuando nos iniciamos en el periodismo, en la década de los años 80, los que hicieron fortuna a costa del negocio ilícito de las drogas comenzaron a incursionar con fuerza en la industria del entretenimiento local. La bujía inspiradora fue el gran éxito que los narcotraficantes lograron en naciones como Estados Unidos y en otras latitudes.
En esa década, recuerdo, el negocio de las drogas solo se manejaba en un ambiente “exclusivo”. La marihuana, por ejemplo era muy poco conocida en los barrios marginados. Sin embargo, la penetración cultural procedente de Estados Unidos se dejó sentir con fuerza. Además de conocimiento, la influencia trajo consigo a los grandes del negocio de las drogas.
Los narcos de Colombia ya se movían en nuestro territorio con la complicidad de estamentos militares y de gobiernos. Aquí llegaban narcos de Estados Unidos y de otros países, pero los que con más fuerza se sintieron fueron los norteamericanos y colombianos, que de la mano de dominicanos tuvieron un gran techo para hacer crecer sus fortunas y dañar a muchos jóvenes. Esos nuevos millonarios se hicieron notar en todas las áreas. El entretenimiento fue uno de los escenarios donde encontraron terreno fértil para lavar su dinero y corromper a jóvenes artistas que venían de nuestros barrios o ciudades en busca de su sueño en el arte.
La década de los años 80 fue una época dorada para las diferentes expresiones de la música popular, sobre todo para el merengue. Uno que otro artista sucumbió, otros recapacitaron y se salieron de la trampa.  Con el paso de los años una nueva corriente de empresarios entró al mercado con grandes fortunas, desplazaron a unos, otros siguieron su senda al margen del lavado. Los nuevos “millonarios” estaban tranquilos, pues gozaban de la complicidad de la autoridad.
 
La música popular y la televisión fueron permeadas por el blanqueo de capitales, pero años más tarde se crearon regulaciones para perseguir a los narcos. En Nueva York, por ejemplo, varios personajes fueron apresados y aún purgan condenas, otros salieron después de acuerdos con las autoridades y gozan de los beneficios del programa de protección de identidad de testigos que aplican las autoridades de esa ciudad.
El lavado en el entretenimiento
Si hacemos un repaso rápido a la situación por la que atraviesa el negocio de la música son muy pocos los que pueden demostrar cómo sustentan sus proyectos, pues el entretenimiento atraviesa por una de sus peores etapas. Sin embargo, no son uno ni dos los “nuevos talentos” que emergen en la escena local. Ciertamente no son todos los que están, pero esta década nos remite a lo que acabamos de describir más arriba.
La presencia del dinero ilícito se deja sentir con mucho mayor fuerza que en los años 80. La inversión violenta de narcos, así como de unos que otros que se han hecho millonarios en la administración pública está a la vista de las autoridades, sin embargo, el tema no parece formar parte de su agenda.  Se crean grupos musicales con el solo hecho de limpiar el dinero. No importa que se logre el propósito del “artista”, el asunto es ponerlo a sonar en la radio, en la televisión y que trascienda a la prensa. Se hacen inversiones en la televisión y todo sigue igual. Se hacen grandes contrataciones de artistas que el mercado no aguanta y todo sigue igual. No importa, “la banca pierde y se ríe”…
Hace un tiempo hicimos una reflexión similar, sin embargo volvemos sobre el tema porque queremos llamar la atención de las autoridades que dicen están haciendo lo que nunca se ha hecho.
Además de los blanqueadores de capitales norteamericanos, mexicanos, centroamericanos, italianos y dominicanos, entre otras nacionalidades, ahora tenemos la presencia de la mafia rusa. Este último grupo es más agresivo en sus operaciones. Ya están incursionando en el entretenimiento y para ello han hecho alianzas con ciertos personajes que se mueven como pez en el agua.
Conocedores del poder del dinero, a los lavadores no se les aprieta el pecho para otorgar porcentajes a uno que otros ejecutivo de empresas para lograr el patrocinio a sus “proyectos artísticos”. A esos les va mejor que a una Maridalia Hernández, Luchy Vicioso o Cecilia García si intentan buscar algún apoyo para montar alguna propuesta de calidad.
Los contrabandistas también se dejan sentir con fuerza con el patrocinio de algunas chicas de la televisión que son mercadeadas al mejor postor por unos sujetos que se disfrazan de comentaristas o productores para colocarlas en ciertos programas y desde allí hacer fortuna.
La sociedad dominicana transita por senderos peligrosos. Es difícil que se llegue a buen puerto si no se envían las señales contundentes para afrontar el desorden en el que vivimos.(El blog de Severo/Diario Libre)